1 de junio de 2008

La voz que habla más fuerte


"Digiere tu vino, mujer". El silencio del templo de pronto se vio interrumpido por la voz ronca y fuerte del sacerdote. Frente a él una mujer. No más de 30, una túnica blanca y unas manos que mantenía unidas a su pecho. "No piense que estoy ebria", explicó. Ella estaba allí porque se habían burlado de ella. La esposa de su marido se burlaba y cada año subir al templo era un ataque a su autoestima. Y claro, si le decía: "Acaso no puedes tener hijos como yo los tengo", "quizás el próximo año puedas quedar embarazada". La mujer subió al templo en silencio y en secreto. "Señor... dame un hijo y lo dedicaré a ti".

Yo no sería tan arriesgado como ella. Se las presento. Su nombre: Ana. Familia: de Elcanca. Hijos: cero. Enfermedades: esterilidad. ¿Quién pide un hijo para después dárselo a otro? ¿Sería suficiente tres años para poder disfrutar de un hijo? Wow! yo le hubiera dicho: "Emmm, Anita... este.. mira... piénsalo bien... quizás después sufras más". A lo que siento que ella responde muy segura: "Ya lo decidí; le pediré un hijo a Dios". Acariciando mi barba le diría: "Pero a ver... ¿no podrías adoptar uno y dejar esto hasta aquí?. Y de pronto alzo mi mirada, y su asiento se observa vacío.

Su rival: Penina... la otra. Su voz burlona irritaba cada año a Ana. Su voz la entristecía y la dejaba sin comer. Penina es la mujer que lo tiene todo. Ella es la que le ha dado prestigio a su nombre y no necesita nada más, por lo tanto se burla a costa de hijos e hijas. Y como lo tiene todo, menosprecia a quien no. "Penina... quizás debieras cambiar un poco tu carácter"... le preguntaría. Pero ella sólo levanta una ceja y sonríe con sarcasmo. Sí. Ella disfruta siendo así.

Ana estaba en depresión (por lo cual Ana lloraba y no comía). Anoréxica y sensible su esposo le dice: ¿Acaso no soy mejor yo que diez hijos? La respuesta de Ana es un largo silencio... ¿Podía él comprender lo sucedido? ¿Penina se había reído alguna vez de él? Quizás no, piensa Ana. Entonces en su desesperación clama en el silencio desde el templo... "Con amargura de alma oró a Jehová, y lloró abundantemente". Ana tenía a Penina cada año en su oreja recordándole que no tenía hijos. Elcana ni un poco de comprensión. Ana en su angustia llamó a Dios. "... y Jehová se acordó de ella". ¿Resultados? Claro! su nombre es Samuel: un bebé de tez morena, sonriente e inquieto. Samuel es fidelidad de Dios y es el regalo a las Anas que se atreven a confiar en su poder antes que otra estrategia. Se las presento otra vez. Nombre: Ana. Familia: de Elcanca. Hijos: 1 (Samuel). Enfermedades: Ninguna.

Ana me deja una lección: la voz de la burla y del desánimo no puede más que la voz de Dios que me defiende. La voz del que me maldice no puede más que el Dios que me bendice. Dios dignifica a los suyos... Gracias Dios!

1 comentario:

Unknown dijo...

Que hermosa reflexion amigo..
la fe de esta mujer, y el convencimiento de que Dios no la iba a abandonar me encanta..

Ejemplo para nosotros los pollos q creemos q Dios porq nos molestan o humillan nos dejo solo cuek ¡¡
En mis debilidades Dios me hace fuerte ¡¡¡¡

Aps.. y notable tu personaje rascandose la barba... jajaja xD ¡
tariamos..
Bless ¡¡

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