14 de mayo de 2009

Cuando Dios llega tarde

La mirada clavada en la oscuridad del techo, era la única reacción que atinaba a realizar. Anoche, cuando me acosté, todo estaba en silencio y estaba fresco. Por un lado quería llorar y por otro calmarme. Por un lado me decía: "David... no puedes estar sufriendo por esto de nuevo", pero por otro me decía: "Es lo más sano que puedes hacer". Son las disyuntivas frente a las que me encuentro a menudo para enfrentar los problemas.
Antes de acostarme, me miré al espejo un momento: ojeras, barba sin afeitar y un cuerpo cansado. Volví a pensar en lo largo que ha sido este proceso y en cómo nos ha dejado cansados. Siempre pensé que mis papás podían arreglarse en algún momento e imaginaba el momento en que mi papá volviera cambiado. Siempre pensé que el alejamiento les podía hacer recapacitar y lograr la reconciliación. Pero esta semana me di cuenta que no: una audiencia judicial los separó definitiva y legalmente. No pensé que me afectara; de hecho, sabía que todo conduciría a aquello... Sólo que ver la actitud de mis papás entre sí me hizo por largos años pensar y soñar que todo pudiera ser mejor algún día... Con mi mirada pegada al techo, me preguntaba cómo hacerlo para que se llevaran bien y oraba por ellos para que pudieran superar sus diferencias. Pero cada vez me acostaba con más frustración. Era el choque con la realidad... el niño que salía de la burbuja de los ensueños de adolescencia.
Cada domingo el sonido de la camioneta de mi papá, significa volver a chocar con la realidad. Significa a momentos, unos quince minutos de pelear, de decirle a las niñas que se entren para que no nos escuchen discutir. Quince minutos de no saber qué y cómo responder y quince minutos de ver que mi mamá mira de reojo por la rendija de la puerta a mi papá. Esos quince minutos me hacen recordar al niño que tuvo que madurar antes de tiempo por el mismo motivo... Largos años de diferencias y discusiones, desdenes y daños, heridas y malos tratos.
Mi mamá también ha cambiado. Ambos han cambiado. Se han vuelto más egoístas, más preocupados de sus propios intereses. A veces ni nos pescan... los argumentos no son válidos si no les convienen y la calidad de "hijo" no nos dan pie a nada. No me siento como ese hijo amado incondicionalmente... me siento tan diferente a eso... a veces me siento muy aislado, como queriendo lograr lo mejor para el bien común, pero encuentro el alboroto del desorden de mi familia... de tener que ser a veces papá, a veces hijo, a veces defensor de mi mamá, a veces el que está en desacuerdo con ella, a veces la imagen masculina de la casa.
Muchas presiones vienen a mi vida sobre mi futuro. La mirada pegada en el techo también pregunta a veces cómo lo haré para salir adelante. Y algo en mi interior me dice siempre que no será con mis fuerzas ni con todas las capacidades que pueda tener...
Anoche me acosté pensando que Dios ya se había olvidado y que ya se había pasado el tiempo de hacer algo por nosotros. Pensaba sin decirle nada... con temor a ofenderlo si se lo decía, con temor a que de pronto la relación se cortara si le decía que estaba triste porque sentía que no escuchaba el dolor ni la oración. Que no sabía lo que estábamos viviendo, que no se había manifestado como en otras oportunidades...
De pronto mientras pensaba en todo esto muy afligido, escuché su voz: "¿Qué pasa hijo?"... Comencé a llorar. Con las frazadas trataba de ocultar el sonido del exterior, comencé a decirle al Señor: "Perdóname... perdóname..." "Perdóname por todo el fracaso familiar..." "Perdóname por planificar mi vida tan cuadradamente" "Perdóname por todo..." En ese momento, sentí el amor incondicional y la aceptación del Padre... fue como sentir la paz de que él sabe todo de mí y lo acepta, aún las cosas más malas de mí. Y que todo sigue bajo control.

"Padre... ayúdame a salir adelante. Ayúdame a creer más en ti y a no dudar de tu plan... enséñame a aceptar a David tal cual es y a amarlo más. Esta vez quiero rendirme a ti desde lo más profundo de mi ser... desde lo más escondido y recóndito de mi corazón. Te necesito. Te amo. Te busco."

2 comentarios:

JamesRock7 dijo...

Pucha amigo...
como muchas veces que he pasado por aquí, no sé qué decir.

Pero esta vez, en vez de pasar e irme sin escribir nada, voy a dejar algo.

Toy cerca para escucharte como siempre, aunque no te pueda dar soluciones.

Y, claro, Dios tb está cerca tuyo, más que yo.

Oro por ti como siempre.

Eso no más.

Un abrazo.
Cuídese mucho.

Jaime.

Anónimo dijo...

ora, sólo ora y refugiate en la oración y en la palabra de Dios, es la perfecta melodía que nos deleita cada día....
ánimate porque tienes en tí un Dios GRANDE ...Dejeta llevar por el ESPIRITU SANTO...

muchas veces he pensado que es peor para la gente que no tiene a Dios en su corazón y buscan solución con sus propia voluntad....
mi papá no es conocedor de Dios y para mí ha sido horrores, y para mi madre es peor... ella lleva años orando para que mi papá se convierta y conozca a Dios y yo le reclamó cada día a DIOS; en mis citas personales con DIOS, en mi silencio, quebranta el corazón de mi padre DIOS, Bautizalo con tú ESPIRITU SANTO...


andrea,

desde australia, una chilena te escribe

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Algunos gritaban por allá. Los de acá aplaudían y gritaban. "Llévense a la vieja loca", se escuchaba por ahí. Desde muchos balcone...