19 de junio de 2009

Un escrito mirando al espejo...

Comúnmente tiendo a autoexigirme mucho. Perfección, planificación y no error han sido habitantes incognitos en mi mente durante varios años ya. Me he dado cuenta que eso ha creado en mí una suerte de "mente cuadrada" que pocas veces tolera algo que se ha salido del control o que ya no depende de mí. Es un temor frecuente al fracaso y a tratar siempre de salir de los problemas con las mías y de ojalá salir pronto o no llamar la atención cuando estoy mal. Cada cierto tiempo, al igual que en octubre del año pasado, pareciera que Dios me prestara un espejo para ver cómo está mi corazón. Me doy cuenta de cuántos límites le pongo a Dios en mi vida, pensando siempre que quizás dar un paso de fe puede resultar en algún fracaso, en algún rechazo de alguien o en algún sufrimiento que pasar. "¿Y si lo hago y fracaso?" "¿Y si recibo el rechazo de mis cercanos?" "¿Y si pierdo esta amistad?" "¿Y si pierdo mi reputación?" Frecuentemente los cuestionamientos pasan por mi mente... gritándome al oído que no podré, que la gente es chueca, que la gente es mala...

Perfección, planificación y no error... hoy los quiero rendir. Estoy conciente de cuán débil y a la vez cuán limitado soy. Que a veces planifico las cosas y no resultan, y que quizás alego contra todo y todos, pero en el fondo sé que no estoy solo y que Dios me acompaña más de lo que imagino, sólo que la frustración a veces nubla mis pensamientos y me quita el ánimo. Sé que puedo... que Dios me ha provisto de herramientas para salir adelante, pero que no puedo solo... que no estoy para vivir como un pseudo-héroe que se la puede con todo en la vida; sé que pidiendo ayuda la carga será más ligera. También es necesario saber que las caídas están dentro del plan de Dios... él nos conoce... sabe que a veces no puedo y que soy muy imperfecto... el punto es depender, cosa que creo que por estos días me ha hecho falta... y que es necesario cambiar.

También he visto que hay toda la presión social por el éxito. El que más trabaja es el que más reputación tiene... El riesgo de eso, es que por tratar de ser excelente en la vida, uno pierde lo esencial: la familia, el amor y el disfrute de la vida. Claramente hay más dinero (por lo tanto una imagen privilegiada frente a la sociedad), pero menos felicidad... y al final, menos calidad de vida. Creo que para encontrar todo eso, descansaré en Dios y seguiré mi camino...

1 comentario:

JamesRock7 dijo...

Es que sabís qué?

Uno puede intentar basar la identidad en plata, poder, éxito, etc, pero al final no sirve de nada porque terminamos viviendo por cosas que no valen la pena, y no dan sentido a nuestro existir.

Somos de Dios, y lo que tenemos nos lo da Él, por lo que mejor nos queda es rendirnos a Él y dejar que Él trace los caminos de nuestro existir.

(todo esto sale en un capítulo de Transition que leí ayer - ¿Cuánto valgo? De ahí te lo comparto).

Saludos!!

La cultura del balcón

Algunos gritaban por allá. Los de acá aplaudían y gritaban. "Llévense a la vieja loca", se escuchaba por ahí. Desde muchos balcone...