28 de octubre de 2009

Una esperanza inagotable


Mirar la vida de manera positiva seguramente es una buena actitud para enfrentarse a ella. No tengo nada contra eso, al contrario, creo que es la mejor actitud que uno puede tener frente a los nuevos desafíos o frente a los problemas que se nos presentan.
Esta actitud positiva siempre la veo en mi perro: El Bobi. Cada vez que uno llega, él está esperando asomado con su cabeza por el ventanal, moviendo su cola. Él es un perro fiel, porque siempre que uno llega, aunque no lo haya tomado en cuenta en días, sigue moviendo su cola feliz de vernos. Pero eso no es todo. Resulta particular que cada vez que uno termina de hacerle cariño o hablarle a través del ventanal, corre derecho a la puerta de la cocina, para ver si le abrimos y poder salir al jardín... a su anhelada "libertad". La mayoría de las veces no le abrimos. Pero cuando le abrimos la puerta para que salga, ya no se mueve sólo su cola, sino todo su cuerpo, y ladra incluso de felicidad

Los problemas y el cansancio nos agobian a veces. En la mente del Bobi, yo pensaría lo siguiente: "¿Para qué seguir moviéndole la cola a estos hombres, si ni me pescan, ni quieren verme feliz? ¿Para qué sigo esperando que me abran la puerta?"

En nuestra vida, dejamos de lado muchas cosas por dedicarnos a nuestros asuntos, a surgir en la vida, sentirnos realizados, etc. E incluso como "buenos" cristianos nos parece importante tener una actitud positiva frente a la vida. Pero como todo material cede y se fatiga, así también nosotros... y nos sentimos más sensibles, irritables, cansados y finalmente desesperanzados, como que nada bueno pasará. Sin embargo, no creo que sólo baste tener una actitud positiva frente a la vida, porque todos en algún momento cederemos a la tentación de ser un Bobi racional: "¿Para qué me sigo esfornzando si no conseguiré nada?". Y desde un punto de vista frío y racional, resulta incluso aceptable. Pero Dios nos llama a algo más profundo... y eso se llama esperanza. Esperanza es un Bobi moviendo la cola y pidiendo que le abran la puerta. Esperanza es una mujer que trabaja día a día para sacar adelante a sus hijos, soñando con que ellos podrán alcanzar un nivel de vida mejor al suyo. Esperanza no se trata de sonreírle a todo el mundo aparentando felicidad cuando por dentro seguimos tristes y cansados. Esperanza es tener un sueño y luchar por él. Dios tiene esperanzas depositadas en nosotros. Porque sueña con nosotros. Porque nos quiere ver alcanzando nuestro mayor potencial. Y en su esperanza no hay ley... sino la ley de avanzar sin desmayar. A veces vendrán penas, otras veces vendrán temores y miedos, otras veces vendrá alegrías... pero nunca dejes de correr a la puerta a ver si tu dueño te abre para que salgas al jardín... a la anhelada "libertad".

Esperanza es dejar de preguntar: "¿Y para qué ("y pa' q") me sigo esfornzando?", para pedirle a Dios fuerzas nuevas para seguir esforzándonos. La verdadera lucha de esta sociedad es vivir tan rápido y tan insatisfechos, que ya pierden la esperanza de ver cosas mejores. La esperanza no se "espera"; se debe luchar por alcanzarla.

21 de octubre de 2009



Si mi corazón se enfrió
Toca mi corazón
Y mis ojos verán
Lo que Tú vas a hacer
Si algo no puedo ver
Fortalece mi fe
Y mis ojos verán
Lo que Tú vas a hacer
Y mis ojos verán
Lo que Tú vas a hacer

(Coro)
El mar ser irá
Tu verdad hoy el mundo escuchará
Tu poder mostrarás
Y se hará Tu voluntad


La aflicción pasará
Mas Tu amor seguirá
Y mis ojos verán
Lo que Tú vas a hacer
Mi alabanza daré
En Ti me gozaré
Y mis ojos verán
Lo que Tú vas a hacer
Y mis ojos verán
Lo que Tú vas a hacer


Y mis ojos verán
Lo que Tú vas a hacer
Cristo voy a mirar
Lo que Tú vas a hacer


Y se hará Tu voluntad
Y se hará Tu voluntad

5 de octubre de 2009

Y seguimos...

Uno a quién engaña cuando oculta lo que siente.
Sólo a uno mismo.
Tonto. Absurdo. Débil. Pecador.
Muchos errores hay allí alojados debajo de sábanas blancas de oración.
Y hoy clamo... Te busco con impaciencia.
Te busco con desesperación tratando de encontrar explicación
sin hallar ninguna:
sólo el viento que roza mis mejillas,
que con su caricia fría toca mi piel que hoy llora.
Que hoy lamenta.
Que hoy quiere vivir...

¿A quién he engañado?
Porque tenía una visión... y palabras de amor.
Quiero llorar... pero no puedo...
ya no me salen las expresiones de dolor,
como el de antes que era sensible a lo que no resultaba,
a lo que no podía ser...

Fui de esos que buscaba explicación,
hallando en cada paso una buena lección.
Siempre decía: pensemos positivo, salgamos adelante...
cuando el cansancio y la fatiga de sufrir
pasan la cuenta...
y quedo solo allí... solo contigo.
Silencio.
Dependencia.
Soledad.
Desierto.
Escasez.

Fui de los que amaba el entregarse por los demás.
Lo planifiqué así.
Busqué mi norte tras las miradas de los demás,
sin saber cómo buscar ni encontrar.
Fui de los que quería siempre ver más.
Y lo soñé así.
Con amor abundante. Con sabiduría para seguir.
Pero todo pasa la cuenta... y nos cansamos,
decimos seguir viviendo sin saber cómo,
ni cuándo,
ni dónde.
Pero seguimos... He sufrido, pero aquí estoy.
Un poco cansado ya de todo esto.
Un poco frustrado de intentar sin saber cómo...
sin dar en el blanco,
como lo había planificado,
como lo había soñado desde niño...
y como lo había construído en mis escritos.

Fui de los que siempre decía que sí...
sobre todo si se trataba de ayudar a otros.
sobre todo si había que esperar hasta tarde,
sin saber cómo,
con cansancio en el cuerpo,
pero ahí estaba... y estuve.
Y encerrado allí decidí salir,
pero ha costado...
aún me aislo entre las multitudes.
Aún prefiero el lugar seguro de esa soledad
que busco a veces.
Sin saber cómo,
ni de dónde salió.

Hoy lloro queriendo más.
Como si mi corazón cansado de latir quisiera respirar...
como si mis pulmones cansados de respirar quisieran latir...
y volar...
volar a nuevos horizontes de tu gloria,
si es que hoy puedo tocar tus manos y volar...
Hoy quiero vivir más,
respirar más,
vivir la vida con alegría...

Y hoy te adoro... sin saber cómo ni dónde
sin saber dónde dirigir mis oídos para escuchar.
Pero creo que estás aquí. Observando.
Callando.
Trabajando algo nuevo.
Déjame llorar en tus brazos de nuevo.
Como el niño llora todas sus penas
en los brazos de papá...
decirte que te amo con todo mi corazón...
decirte que la vida ha tocado dura y triste a veces, pero aquí estoy...
te sigo amando,
te sigo buscando,
te sigo queriendo como cuando me encontraste.
Como el niño que abraza a su padre con todas sus fuerzas...
y le pide que no lo deje,
que lo necesita,
que necesita su mano de favor,
que necesita su voz que diga que todo está bien...
esa voz que cambia las tempestades en sosiego,
y los lamentos en expresiones de alegría.
Que lo ha extrañado y que el viaje ha sido largo.
Como un bebé que caminando torpemente,
busca llegar hasta a ti, sin más ganas que palpar tu rostro,
mirar tus manos y decirte que te echado de menos.

La cultura del balcón

Algunos gritaban por allá. Los de acá aplaudían y gritaban. "Llévense a la vieja loca", se escuchaba por ahí. Desde muchos balcone...