2 de febrero de 2010

La vida que el evangelio nos prometió

Han estado de moda las propuestas presidenciales, promesas para los 4 próximos años de gobierno y diferentes formas de ver la vida política. Cuando Jesús iba a partir al cielo, los israelistas le preguntaron si restauraría a Israel (como pueblo independiente), pensando que su llegada vendría a imponer una emancipación política considerable. Pero no. Cuando quisieron hacer rey a Jesús, éste se arrancó de las manos de quienes lo querían alzar como su gobernante. ¿Qué pasó? ¿No era este Mesías que vendría a salvarnos? - preguntaban los israelitas.

Sus preguntas, referidas a su propia realidad como pueblo de Israel, se parecen a las nuestras. Desde pequeño me dijeron que Jesús era sanidad, restauración, bendición y prosperidad en todo sentido. Que él había muerto por mi paz. Quizás más de uno creció pensando que si algo estaba mal en su vida (enfermedad, pobreza, etc.), algo en la vida espiritual estaba fallando... o algún pecado había cometido. Así comenzaron a aparecer los porqués... ¿por qué Dios permitió que me enfermara y mi calidad de vida se fuera hacua abajo? ¿por qué Dios no me dio otros padres? Si se supone que él es sanidad, restauración, bendición y prosperidad...

Si bien yo creía que Jesús era todo eso (sanidad, bendición, restauración, prosperidad, etc.) a los pocos años comenzaron a aparecer los conflictos, las enfermedades, las desilusiones, las traiciones. Poco a poco las imágenes de un futuro hermoso junto a una hermosa familia, fueron cayendo. Esas eternas planificaciones de mi vida se fueron destrozando ante los acontecimientos de la vida: una hermana que casi muere a los 16 días, otra hermana quemada en la estufa, una tía abuela con leucemia, una familia dividida, un matrimonio dividido por violencia intrafamiliar, etc. Ante esto surgen preguntas: ¿Es esta la vida que el evangelio nos prometió? ¿Llena de conflictos, muchos de ellos sin resolver? ¿Enfermedades que incluso orando no sanan? ¿Personas que llamándose cristianas no actúan como tales?

Aquí quiero detenerme un momento y citar unas palabras que siempre cito de un amigo llamado Marcelo Gatica: "El evangelio parte desde mi realidad". Jesús es el centro del mensaje del evangelio y no nuestro propio bienestar. Quizás hayan conflictos que nunca se solucionen en nuestras vidas, pero debemos confiar que Dios será fiel en regalarnos sanidad, bendición, restauración y prosperidad aún en medio de esas circunstancias. Las buenas noticias del evangelio no son crear vidas perfectas e ideales; al contrario, vidas imperfectas que experimentan el poder de su palabra. De hecho, cuando comenzamos a verlo a él antes que a nuestro propio bienestar, su vida comienza a manifestarse en nosotros y la fe en él cobra sentido.

La pregunta es... ¿cómo lo veo a él antes que a todo? ,y si quiero pero no puedo dejar de preocuparme de mis conflictos, ¿qué pasa..?

Eso lo dejaremos para un siguiente escrito. Saludos!

2 comentarios:

JamesRock7 dijo...

Yo creo que parte por algo que me dijo la Carmen Castillo un día:

"dejar de mirarse el ombligo y servir".

Un abrazo amigo.

Se me cuida.

Nos vemos pronto!!

Guille dijo...

osea, no se tu james, pero igual yo no ando mirándome el ombligo en la calle... jajajajaj xD

Amigaso Deivid, respecto a su escrito... intelectualmente estoy completamente de acuerdo, pero he tenido serios conflictos con llevar a la práctica la sencilla verdad de mirar a Dios antes que a mis problemas... y eso me ha traído retrocesos en mi vida espiritual... bueno, mayores detalles los conversamos en algún McDonalaso santo cuando vuelvas.

DTB!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

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