5 de mayo de 2011

La felicidad que va por dentro

La búsqueda de la felicidad es sin duda una de las metas de la mayoría - por no decir todas - las personas. La buscamos al ir a comprar al mall o en salidas con amigos. Muchas veces la vemos evidenciada en los logros alcanzados, tal vez en alguna graduación de un curso o una carrera, en trabajos conseguidos o en planes cumplidos. Cuando vemos a alguien feliz, pensamos en que por sus venas corre vida y plenitud de alegría.

La felicidad es tan fácil de alcanzar que a menudo la escondemos en el olvido de la rutina. La miramos de reojo y nos parece difícil de alcanzar. Seguramente si para usted alcanzar cierto status quo dentro de la sociedad es sinónimo de felicidad, entonces le costará llegar a ella o verá limitaciones. Si para usted el tener poder adquisitivo es sionónimo de felicidad, ésta fluctuará de la escasez a la riqueza sin que usted se dé cuenta. Pero esto no es felicidad.

Nos han hecho creer que la felicidad se alcanza a través de más dinero. Pero esto no es felicidad. Nos han dicho que si estudiamos y conseguimos una buena carrera y un posterior trabajo, podríamos alcanzarla. Pero eso no es felicidad. "Mientras más tengo, más feliz soy"... ese es el mensaje escuchado a través de la publicidad y los medios de comunicación. Buen auto, buena casa, buena esposa, etc. Pero esto no es felicidad.

También nos han dicho que si oramos más, seremos más felices. Que si somos buenos cristianos, tendríamos asegurada la felicidad por el resto de nuestros días. Sin embargo (y lo diré aunque parezca medio hereje), ¿por qué hay tan altas tasas de depresión dentro de la iglesia? ¿dónde está el mensaje de prosperidad que nos anuncia el evangelio que predicamos? ¿por qué entonces si "cumplimos" en todo con Dios, nos toca la pobreza y la enfermedad? La religión también nos dice que si la seguimos, seremos felices. Pero esto no es la felicidad. El ser un "buen" cristiano, no lo hará más feliz. Nos sumergimos tantas veces en una autosugestión acerca de cómo Dios nos va a bendecir en el futuro, pero nunca la aterrizamos al presente, al día a día... a la rutina... a la ida al trabajo y a su vuelta, al saludo a la familia...

Pero si trabajar en un buen lugar, tener una carrera, ser buenos en la vida, no es la felicidad... entonces, ¿qué es..?

"Para mí el vivir es Cristo..." Así lo dijo el apóstol. Y también agrega: "Si tienen sustento y abrigo, estén contentos con eso". La felicidad no es algo externo. No la consigues por cosas logradas a través de las circunstancias. La vida no la encontramos en nuestros logros, menos en trabajar más o creer que teniendo más dinero viviremos una vida más plena. Tampoco se consigue por una ardua vida de oración por cumplir. No se trata de acciones externas que puedan llegar a hacernos felices. Se trata de un corazón que se ha encontrado con Dios realmente. Dios es capaz de hacernos felices, pero no por "darnos" más bendiciones externas, sino por llenarnos internamente. Cuando nos encontramos con él, entonces la oración ahora sí tiene sentido. Dado que ya somos felices, no vivimos aferrados al dinero o al estrés de tener que llegar a fin de mes. Dado que somos felices, ya no pedimos más que estar con Él, de encontrarnos con su persona. Hasta que lleguemos a decir: "Señor, no te quiero pedir que me des cosas... te quiero a ti"...

La felicidad es Cristo... en sufrimientos tal vez, o en enfermedad... o en momentos de depresión. Aún en lo más bajo podemos estar felices porque lo somos y ya no vivimos dependiendo de la variación del clima o del color de las circunstancias. Ahí cobra sentido trabajar menos -tal vez ganar menos dinero- pero estando más con la familia.

A veces, cuando llego a la casa, oigo a dos pequeñas niñas que me salen a recibir. Siempre sonriendo esperan mi llegada. Con cara de cansancio aún, abro la puerta y siento que corren. Ellas no saben que ese simple gesto es capaz de alegrar incluso el día más triste o estresante... Es ahí cuando entiendo que la felicidad no la consigues buscándola en el dinero.. La tienes ahí, frente a ti... cuando alguien te demuestra que te quiere o cuando nos decidimos férreamente a vivir la vida sin presiones. Aún eso es un esfuerzo diario... ¿asumiremos el reto?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

la felicidad la obtienes,bien dice tú escritura:Se trata de un corazón que se ha encontrado con Dios realmente,además agregando por experiencia personal, que he aprendido a vivir lo que Dios te ha enseñado,en ser obedientes y en cosas más que son bellos detalles sencillos,que nos llenan de alegría el corazón, cómo el compartir con los familia, amigos,la sonrisa de mi sobrina de un año que veo cuando,llego de mi trabajo,esa carita linda que quiere abrazarme.

Salmo 105:3,43 :D
Andrea M

JamesRock7 dijo...

HEREJE!!
jajaja

Bueno, pienso que una buena esposa ayuda, porque en el tema del matrimonio, pucha que sí te influencia el cónyuge en tu ánimo, pero tb está en uno el cómo se toma las cosas.

Tal vez la depresión en la iglesia se da porque no nos llevamos las cargas los unos a los otros. Por poco tiempo, confianza, individualismo u otra cosa, el tema es que pasa esto.

Y la verdad de las cosas es que Dios usa los períodos de sufrimiento para hacernos crecer más hacia el carácter de Jesús, y acercarnos más a Él.


Hoy en la mañana leímos el "Manantiales en el Desierto" con la Noe, y hablaba de que los grandes hombres de fe pasan por grandes pruebas, para ser grandes hombres de Dios, hasta llamarse "amigos de Dios". Y concluí que quiero ser más amigo de Dios, un seguidor más cercano a Jesús, y conocer y vivir más al Espíritu Santo.

Te quiero amigo. Cuídate mucho :)

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