23 de junio de 2011

Al que rompió con la depresión

Hay muchas personas que, aún siendo cristianas, están sumidas en la más profunda depresión. Es un estado lamentable que solamente quienes han experiementado eso, pueden comprenderlo del todo. No es fácil, especialmente cuando leemos en la Biblia que tantas veces Dios habla del gozo. Muchas personas que son cristianas, leen eso y se sumen en la más profunda culpabilidad. Siempre me acuerdo de una canción que escuchaba frecuentemente cuando era niño... Decía: "No puede estar triste el corazón que alaba a Cristo"...

Hoy quiero compartirles que sí... un corazón que alaba a Cristo sí puede estar triste. Si no fuera así, el David de la Biblia no hubiera escrito tantos salmos. La mayoría de los salmos tuvieron una inpsiración basada en algún conflicto o en alguna decepción que tuvo. Muchas veces el mismo salmista le reclama a Dios por Su silencio y porque ve que no hace nada frente a su sufrimiento. Jesús mismo estuvo triste antes de morir y oró hasta tal grado de intensidad que sudó sangre. El profeta Elías, ante la amenaza muerte de la reina Jezabel, huyó a una cueva y allí deseó morirse, incluso después de haber desenmascarado a los profetas de Baal. Son personajes que sufrieron de la tristeza extrema... Y es que esta emoción es propia de nosotros... Quienes no aprenden a sufrir, tampoco aprenden a progresar. Quienes no sufren tampoco aprenden. El problema yace en la mantención de este sentimiento en el tiempo... Porque la depresión ya no es fisiológica y se traduce en un sentimiento permanente de desesperanza, temor, inseguridad, angustia, desmotivación y dolor. Realmente es un hoyo en el que la persona muere en vida... sin ganas de nada, sin ganas de progresar, sin la motivación propia de antaño...

También hay personas que viven etapas buenas y luego vuelven a un estado basal de desmotivación y, por más que luchan, no pueden superar esto.

Dios no juzga a quienes sienten indignos por estar con depresión. Al contrario, los acepta y ama su sinceridad. Ama cuando le decimos: "Señor... ya no puedo más"... "Señor, ya se acabaron mis fuerzas", "Señor, dime que me amas", "Señor... siento que mis fuerzas se acaban". No hay fórmulas para salir de la depresión, pero sí podemos seguir el ejemplo del mismo salmista que, a pesar de gritar, llorar, quejarse y todo, confiaba en Dios. Le confiaba sus penas y quebrantos. Le entregaba sus imperfecciones y le pedía que le corrigiera. No buscaba técnicas de relajamiento. No iba detrás de fórmulas caseras para encontrar la sanidad. Iba detrás de Dios... Estaba en sus brazos. Por eso varias veces dice: "Me siento como un niño destetado de su madre"...

Porque la vida cristiana no se trata de que en todo nos vaya bien y que veamos la prosperidad por todas partes. El cristianismo está lejos de proclamar el éxito personal y la carencia de problemas. El cristianismo no es estar alegre todo el tiempo... no es estar siempre arriba. El cristianismo se trata de Jesús. Y si estamos tristes, que lo compartamos con Él. Y si estamos alegres, celebremos con Él. Porque saben algo... de repente él romperá su silencio y hablará... Su mano romperá el hielo de nuestro corazón y hará que la esperanza fluya otra vez...

Recuerdo bien ese día que fui a la iglesia, porque no tenía ganas de ir. Hacía algunos días antes, había orado a Dios preguntándole si realmente me amaba... porque veía la desgracia alrededor y la desesperanza reinaba por todas partes. Ante su silencio y la dificultad de las circunstancias, me sumí en una profunda depresión. No quería salir... solamente quería el encierro en mi pieza. No quería que nadie me aconsejara usando los clichés de siempre... Sin embargo, ese día en la iglesia una persona oró por mí y me dijo de parte de Dios: "Yo te amo más de lo que tú imaginas". Cuando cuento o escribo esto, siempre me emociono y me es imposible aguantar las lágrimas. Esa simple respuesta cambió mi vida... Consiguió arrancar la soledad y la depresión... Consiguió volver a hacerme ver los sueños que Dios tenía para mí... Entendí que su amor es para todos, incluso para mí... y que su amor es tan poderoso que puede transformar cualquier cosa. Dado que él es amor, al encontrarnos con él nos encontramos con nuestro propio valor y nuestra verdadera identidad... En su amor renacen los sueños de nuevo y la vida vuelve a ser vida... Renacen las sonrisas y los planes a futuro. Renacen las relaciones con la familia y hay libertad para avanzar y creer que se puede seguir.


"Sobre toda enfermedad y sobre toda verdad. Sobre argumentos y altivez. Sobre egoísmos y falsedad. En altos y bajos. Contrastes y contrastes. En pobreza o abundancia. En tristeza o alegría. A través de las épocas y tiempos. Sobre modas y tendencias. Sobre todo eso... tú eres Dios. Y gracias por eso, porque tu mano tiene en control lo bueno y lo malo... Aun cuando estamos sumidos en la más profunda depresión, tú te acuerdas de nosotros... Te acuerdas que somos débiles y que no tenemos nada en este mundo sino a ti... Gracias por cargar nuestras cargas y por ver el oro puro dentro de nuestro barro. Gracias por tu victoria sobre la depresión y porque nos amas en una esfera superior a la de nuestra imaginación. Háblanos y rompe el silencio en quienes siguen sumidos ahí... Para que oigan la voz de esperanza... para que vuelvan a sentir el gozo de la salvación en tu presencia. Para que vean vida en sus huesos de nuevo. Para que celebren la libertad de la restauración... Amén"

1 comentario:

Anónimo dijo...

en mis momentos de tristeza que pasado,a veces se me han hecho eterno y lo he vivido sola, a veces le preguntaba a Dios hasta cuándo tendré esta pena, pero Dios con su tierno amor, usa a las personas que menos imaginamos y nos habla. Gracias a Él,siempre llega al momento justo en liberarme de la angustia y ser libre de la depresión.Cada día aprendo aferrarme mas a Dios.

Bendiciones y Paz
Andrea M.

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