18 de julio de 2011

"Para que te vean" [...]

"Señor:
¿Sabes que me he dado cuenta? Que a veces las personas alrededor no se fijan de qué religión eres. La mayoría respeta las religiones y las acepta como parte del acerbo cultural de nuestra sociedad. Las personas alrededor no ponen su mirada en saber si levanto mis manos al cantarte o si hablo en lenguas, o si voy a tal o cual iglesia, o si oro todos los días o si ayuno. De hecho, una vez conversando con una compañera de trabajo, me dijo que ella veía si la persona era consecuente y si no tenía dobles discursos.

¿Sabes que me he dado cuenta? [Que si decidimos con sabiduría y madurez; que si en vez de insultar, bendecimos; que si en vez de ser desleales con nuestros compañeros, anteponemos la fidelidad a la ambición y la codicia de dinero; que si en vez de descalificar, incluimos; que si nos esmeramos en conocer a las personas y nos hacemos sus amigos a pesar de los "qué dirán"; que si damos con generosidad y no queremos todo para nosotros mismos; que en vez de "pelar" al resto, los escuchamos sin emitir juicios de valor anticipados; que no cambiamos para mal aunque nos insulten y el medio nos empuje a ser amargados, tristes, depresivos y mandones...] la gente alrededor podría tener una imagen de Jesús un poco más clara.

¿Sabes que me he dado cuenta? Que más allá de hacer cosas, debemos "ser". Que si oramos, no lo hacemos por seguir a otros o por obligación, sino porque anhelamos buscar tu voluntad y, finalmente, ser como tú. Que si damos generosamente, lo hacemos con el interés en la persona y no como un evangelio que solo se encarga de dar un mensaje de esperanza pero sin hacerlo patente a través de relaciones de amistad, gestos de generosidad, sacrificios de tiempo y recursos, etc.

Te agradezco que hayas puesto oro en vasos de barro... Moldéanos y da la forma que quieras a estos vasos de barro que solo quieren hacer tu voluntad. Que cuando veamos a los demás, los miremos con amor y que el resultado de nuestra relación contigo sea personas honestas, generosas, justas, leales, amigables... es decir, con el carácter de Cristo. En la medida que somos como tú, las personas comienzan a preguntar qué hay dentro de uno que es diferente... Claramente no somos nosotros; eres tú que les gritas para que te conozcan... Es ahí cuando ocupas estos vasos de barro para que hablen de ti =)"

1 comentario:

Anónimo dijo...

Perfecto!*
comparto lo que dices,que Él padre nos enseñe y aprendamos a vivir bajo su voluntad y aprendamos ser humildes, que los demás no nos miren a nosotros,como religiosos canutos,sino que vean y sientan la presencia de Dios, ella es la que nos hace ser diferente,que el Señor nos ayude ser obedientes a su voluntad y estar disnponibles al servicio del Rey.

Bendiciones Muchas

Andrea M.

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