21 de septiembre de 2011

Situaciones incómodas

Siempre me gustaba cultivar el bajo perfil. Ojalá sentarme en los puestos donde nadie me viera y no hablar mucho para que nadie me preguntara. Me daba pánico hablar en público y la voz me tiritaba. Recuerdo una vez, cuando tenía 10 años aproximadamente, me hicieron hablar en público de manera sorpresiva y me quedé helado... sentía que no tenía coherencia lo que hablaba y mi voz me salía temblorosa. Por esa razón, no quería aparecer mucho y siempre en la iglesia, optaba por escoger labores que no se vieran mucho. Esto me ayudó a valorar a aquellas personas que siempre hacen labores anónimas sin ser exaltadas en público, pero esa misma actitud me apagó y me hizo parecer tímido y sin opinión. Muchas veces había querido dar más mi opinión en las discusiones que se formaban o en los debates que se daban, sin embargo, siempre me cohibía y pensaba: "¿qué irán a decir los demás de lo que diga?".

Por mucho tiempo ese fue mi pensamiento: "¿qué irán a pensar/decir los demás de lo que opine o piense?". Muchas veces lo disfrazaba con argumentos relacionados con el bajo perfil o con el famoso "yo soy así" (la peor excusa). Lo cierto es que en este último tiempo, el Señor me ha estado mostrando aquellas áreas de mi vida en las que me estoy escondiendo de los demás. Una de ellas es esta: el poder alzar la voz. Recuerdo que hace 3 semanas oré al Señor, pidiendo que me ayudara a superar esto, porque muchas veces me sentía pasado a llevar en mi trabajo por opiniones que daban mis compañeras, o por circunstancias de la vida en donde me enojaba conmigo mismo por no tener la capacidad de actuar a tiempo y quedarme impávido observando sin hacer nada. Y su respuesta fueron problemas je... Hace 2 semanas tuve un conflicto con una compañera de trabajo en donde me sentí muy desafiado a hablar acerca de lo que pensaba. Hace poco también tuve un conflicto con una paciente muy conflictiva que fue un desafío multiplicado por dos. Esas circunstancias me hicieron pensar que muchas veces me quedaba observando a las personas y no reaccionaba a "parar el carro" como se dice, o a dar mi opinión, por más contraria que sea a la de la mayoría.
En el poco tiempo que llevo trabajando me he dado cuenta que todos hablan de todos... es fome que a veces uno escuche cómo hablan mal de manera excesiva de un compañero de trabajo. Uno no debe guiarse por lo que los demás puedan decir de uno, como si eso dictara mi forma de ser. Uno tiene que ser como es no más, sin cuestionarse si eso se adapta a lo que los demás quieren. Eso no quiere decir que uno tenga licencia para ofender a todos o pasar a llevar, pero sí que lo acepten a uno como es, así como uno acepta a los demás con sus defectos. Hay veces en que la gente es hiriente para decir las cosas... Me dijeron una vez que era "pasivo" y eso me hizo enojar mucho internamente. Pero meditándolo mejor, me di cuenta que era el Señor quien estaba hablando a través de todas estas situaciones incómodas.

Como diría mi amigo Carlos Hernández, Dios usa esas circunstancias incómodas para moldearnos y devolvernos a la imagen original que Él tenía de nosotros. Y estoy seguro que Dios me ha creado para que avance seguro de quién soy en él y los dones y talentos que ha puesto en mi corazón. También he llegado a la conclusión que la gente siempre va a hablar de todos y de uno... y que lo más importante es buscar agradar el corazón de Dios a toda costa.

2 comentarios:

JamesRock7 dijo...

Fome lo que pasa en las pegas. Me hace recordar cuando estaba en Medicina... creo que a pesar de que estábamos ahí 'trabajando' (aunque era tesista), se cultivó una amistad significativa más allá de la pega. Ojalá pudiese ser así en otras partes. Lo que me da pena que ahora el trabajo, con todos los afanes de cada uno, resta la amistad en algunos casos.

Y esa idea de volver al diseño original del Señor es bkn!! El otro día estaba pensando sobre eso cuando la gente comentaba de cómo era yo cuando era guagua, de cómo había perdido eso, y cómo quiero recuperarlo.

Abrazos!

Jaime.

Anónimo dijo...

Realmente es muy triste lo que pasa en todas las pegas, yo nunca me imagine que me iba encotrar con tal ambiente laboral, pero he aprendido mucho y me digo por esto... (el sistema esta todo mal organizado, porque las mismas personas se preocupan y se ocupan de hablar mal de todos los que trabajamos en un mismo ambiente).es decir siendo educativo o de salud ó en oficina,esos cahuines, con los que florecen cada día y digo Señor porfavor, limpia este lugar esta muy sucio, contaminado de cahuines,enredos, entre colegas,hablando mal de mi persona,por mi trabajo.Porfavor Dios ayudame ser diferente y que Tú seas sobre mí cada día.

Ahí es donde Dios trata en esos momentos, sobre nuestro caracter, hasta formarnos el Diseño que El quiere.
del poco tiempo que llevas trabajando e ingresando al sistema laboral, eso es solo el comienzo de algo mejor,porque Dios tiene el Diseño para los suyos.
Seguir orando,mucho ánimo y que Dios nos enseña a como debemos tratar en amor a diario a nuestros pacientes,clientes,colegas, en nuestro trabajo.

a veces Dios usa a personas no cristianas e incluso, nos sirve tener experiencias amargas en una jornada laboral,porque ayuda de mucho y nos deja una lección :)

Bendiciones
Andrea.

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