6 de julio de 2013

Libre de caretas

¿Qué sucedería si de pronto todos fuésemos sinceros con los demás y contásemos todas aquellas cosas que muchas veces escondemos? ¿O qué pasaría si de pronto dejásemos de mostrar una cara sonriente cuando estamos tristes? 
Dentro de nosotros hay un gran temor a ser descubiertos, dado que eso nos hace sentir vulnerables, "atacables" y muchas veces condenables. Y eso porque muchas veces el entorno nos guía a vivir una vida llena de imágenes, caretas y máscaras. Por ejemplo, usamos una máscara para la familia, otra para el compañero de trabajo o universidad, otra para el jefe, etc. Muchas veces nos convencemos que esa es la manera en que podemos triunfar en la vida y conseguir cosas que sin esas apariencias no conseguiríamos.

Pero con Dios no necesitamos aparentar. Él nos conoce con nuestros trapos y grietas; nos conoce con nuestro lado B y sabe observar muy bien cuando le sonreímos pero en el fondo estamos mal, en crisis o frustrados. Lo cierto es que hay algo que debemos saber: como Él sabe quienes somos, podemos ser libres de las máscaras... Podemos confesar nuestros pecados sin miedo al rechazo y a la expulsión de Su presencia. Podemos pedir ayuda sin necesidad de mostrarle a Dios dónde vivimos, qué marca de ropa tenemos ni cuánto diezmamos. Él se alegra cuando somos transparentes y le decimos que no podemos, que caemos, que no tenemos el dinero suficiente y que venimos a Él con el único deseo de ser libres de toda apariencia. La gente alrededor muchas veces atribuye valor a cosas tan superficiales, sin embargo, son las cosas profundas las que verdaderamente importan. Ciertamente lo esencial es invisible a los ojos, como dijera El Principito.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Sin duda, la apariencia de la gente no es un indicador de cómo está su corazón. Dios se concentra en la vida interior. Mira mucho más allá de lo superficial (1 Samuel 16:7), y desea que nosotros hagamos lo mismo. También conoce el corazón de aquellos que parecen ser justos, pero que están interiormente llenos de hipocresía(Mateo 23:28).

La cultura del balcón

Algunos gritaban por allá. Los de acá aplaudían y gritaban. "Llévense a la vieja loca", se escuchaba por ahí. Desde muchos balcone...