2 de enero de 2018

Nueva capacidad de soñar

Desde muy pequeño hubo una gran pregunta en mi vida: ¿Habrá algo imposible para Dios? Cada vez que no funcionaba algo, esa pregunta parecía ser respondida positivamente, es decir, había cosas imposibles para Dios. Habían temas en donde Dios no intervenía.

El libro de Eclesiastés cita lo siguiente: "Todo tiene su momento oportuno; hay un tiempo para todo lo que se hace bajo el cielo". Hace dos años le estaba pidiendo a Dios por un proyecto que quería lograr y que era difícil conseguir. Postulé y la primera vez no resultó; me desanimé, pero algo me dijo que debía seguir insistiendo. Postulé al siguiente año y fue lo mejor que Dios me pudo haber dado, en el momento exacto. Entonces entendí que para Dios no hay nada imposible y que debía seguir insistiendo y conectándome con él, de tal manera que, en la medida que lo buscara, iba a pedir lo que él anhelaba. 

Mi última publicación se refería a la pregunta que le hice a mi mamá sobre el cajón de manzanas. Claramente Dios podía hacerlo aparecer en el instante que se lo pidiera, pero Él quiere darle un propósito para glorificarse. ¿Cuál es tu imposible en este momento? ¿Una enfermedad? ¿Una crisis matrimonial o un divorcio inminente? ¿Una crisis financiera? Lo pregunto porque Dios quiere glorificarse en la forma y tiempo que él quiera. Sólo debemos disponernos en sus manos y morir a nuestro orgullo.

Preséntale ese imposible a Dios y él se encargará a su tiempo y de las maneras que sólo él sabe. Mientras tanto, sueña, emprende, lucha, no desmayes, vuelve a luchar, no te compares, lucha, ora e intercede. Y ese milagro sucederá...

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