28 de septiembre de 2009

Una ONG...

Pasando por Avenida la Paz una vez recuerdo que vi a muchas personas necesitadas. Una persona pidiendo dinero, otra vomitando y un vagabundo sentado al lado de harapientas sábanas que le servían de abrigo cuando dormía. Siempre ese escenario lo describí de manera muy descriptiva. De hecho, varios de los escritos que he hecho, hacen alusión a esta calle de Recoleta.
Pese a que no es una calle aseada y de aspecto no atractivo, ahí nació este sueño. Un sueño que recuerdo haber partido junto a don Rufino y don Carlos, dos amigos que conocí en un oscuro callejón de cemento, tirados en el suelo, con marcas de caídas, con hambre y con aliento a alcohol. Cuando le dimos ese pedazo de completo, en poco tiempo su cara fue otra...

Don Rufino y don Carlos nunca más los vi. Varias veces traté de buscarlos en el mismo callejón, pero sin éxito. Pero desde ahí que nació algo en mi corazón de hacer algo por ellos. Algo más relevante que una visita a preguntarles cómo están y servir con mi profesión en ello. Pienso que eso es Cristo: darle pan al hambriento, ánimo al cansado, calidad de vida al enfermo y sobre todo, salvación. En mi mente tengo hacer una ONG para dar servicios odontológicos a las personas de escasos recursos. A mis colegas les resultará difícil por los altos costos, pero no lo veo imposible.

Uno siempre se pregunta el qué, cómo, con quién Dios hará esto. Hoy es un sueño quizás. Un sueño muy lindo en el discurso. Pero sé que hay que trabajar duro para ver frutos... y agrego como alguna vez alguien dijo: "No daré sacrificio que no me cueste nada".

26 de septiembre de 2009

El corazón de la alabanza





Me gusta mucho esta canción y se las quiero compartir :)


Cuando la música y todo terminó
me acerco a ti.
Quiero traer algo digno para ti
Que te bendiga, oh Dios.

Traeré más que una canción
pues cantar por cantar
no es lo que quieres de mí.
Tú buscas en mi interior
más que mi canción,
anhelas mi corazón

Hoy vuelvo al corazón de la alabanza
que sólo eres tú...
que solo eres tú Jesús.
Perdóname por lo hecho en mis fuerzas
cuando sólo eres tú,
cuando sólo eres tú, Jesús.


20 de septiembre de 2009

16 de septiembre de 2009

Hombres que siguen luchando

He estado ausente un poco de las escrituras de este blog, pero continuando con lo que venía escribiendo anteriormente, ahora quiero escribir sobre nosotros los hombres.
Una de las cosas que más nos define es el silencio. La mayoría de los hombres preferimos callar ante ciertas circunstancias, mostrarnos no muy expresivos o mejor dicho, un poco carentes de emociones. Quizás tratando de dar una imagen de fortaleza y de que lo tenemos todo dominado. Sin embargo, resulta aterrador pensar siquiera en que las cosas salgan de nuestras manos y sea controlado por otros. Nos cuesta ver con emoción la vida a momentos... queremos saltar pero no lo hacemos, porque eso sería caer en tonteras de niños... tampoco llorar porque - y aunque parezca que ya no creemos en eso- eso es signo de debilidad.

Los problemas nos toman por sorpresa. Mujeres a nuestro alrededor nos critican a menudo. Nos corrigen. Nos dicen que hemos engordado, que nuestro cabello ha crecido, que estamos más enojones, que estamos más materialistas, etc. Las cosas bajo control nos dicen a menudo que no podemos... que hay cosas esenciales como las relaciones de pareja, la iglesia y las cosas más esenciales de la vida, que se nos escapan de las manos y que por más que tratemos de hacer cosas, éstas no se solucionarán. Entonces buscamos señales... "Señor, háblame". Pero a veces Dios calla también. Buscamos reuniones con personas, buscamos conversar con la gente para conseguir torserles la mano. Pero nada es efectivo.

La mayor fortaleza de un hombre es su debilidad. Eso lo leí en un libro y me llamó mucho la atención. Nosotros no somos esa clase de hombres disfrazados con capa azul que podemos ir a buscar a la princesa al calabozo después de vencer al dragón. Somos esa clase de hombres que la realidad nos presiona a ser mejores, que nos presiona a dar más de lo que podemos dar, a que seamos mejores padres, mejores hermanos, mejores parejas, mejores amigos. Ante eso callamos. Ante las circunstancias difíciles quedamos paralizados.

Dios nos llama a movernos en medio de la oscuridad. Si hay algo que podemos hacer, es seguir avanzando en medio de la incertidumbre. He visto a muchas personas que abandonan sus proyectos a la primera o segunda dificultad, argumentando que "no era de Dios". Creo que hoy Él nos llama a ser hombres de verdad, hombres que siguen luchando aunque Dios no responda. ¿Y por qué no responde? Porque Él no quiere formar niños en nosotros, sino verdaderos hombres dispuestos a seguir confiando en su gracia aun cuando todos critiquen, todo vuelva a cero y todo cambie de nuevo. Es un llamado a no echar atrás los proyectos y no perder la esperanza. Somos esos hombres que, aun heridos por dragones, se vuelven a poner de pie y siguen corriendo pese a todo.

6 de septiembre de 2009

Que la mujer se someta


Enseñaba Jesús en una sinagoga en el día de reposo; y había allí una mujer que desde hacía dieciocho años tenía espíritu de enfermedad, y andaba encorvada, y en ninguna manera se podía enderezar.
Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo: Mujer eres libre de tu enfermedad. Y puso las manos sobre ella; y ella se enderezó luego, y glorificaba a Dios."

Era sábado y era la tradición de aquel entonces ir a la sinagoga a buscar y a aprender más de Dios. La historia relata que incluso Jesús estaba allí, enseñando. El cuadro nada hacía presagiar de algo que alterara la costumbre de cada mañana sabatina. Pero había allí una mujer encorvada hacía 18 (sí! 18) años. Mujer que había pasado gran parte de su vida mirando sus propios pies y los de los demás.
La historia relata que ella había intentado des-encorvarse anteriormente. Por eso dice: "... y en ninguna manera se podía enderezar"
. Es decir, nos encontramos ante una mujer que se había esforzado- quizás por todos esos 18 años - de recuperar su condición normal.
Cuando Jesús la vio, la llamó y lanzó una declaración poderosa: "Mujer, eres libre de tu enfermedad". Nada había funcionado. Los kinesiólogos judíos y los terapeutas ocupacionales con mención en "mujeres encorvadas" no había logrado lo que Jesús si había conseguido: "Sanar y rehabilitar a la mujer". Entonces se viene lo mejor: la mujer se endereza y acaba glorificando a Dios. ¿Poderoso no es cierto?


Quizás más de alguien se alarmó y puso el grito en el cielo cuando vio el título de este escrito. Sólo lo hice para llamar la atención jejeje. Esa mujer nos representa a todos: andamos encorvados, enfermos y cansados. Nos sentimos vacíos. Vamos a la iglesia y no sentimos nada, como si todo fuera distinto a antes. Que a medida que han pasado los años nos sentimos desgastados y que hemos tratado de alguna y de todas las formas de solucionar nuestros problemas sin haberlo conseguido. Pero la solución está en Jesús: él nos llama y nos dice que seamos libres de nuestra enfermedad. ¿Has buscado soluciones? ¿Has tratado de cambiar tú solo? ¿Has buscado encontrar en ti el remedio a tus problemas? Porque hay una salvación: dejar que él nos llame. Dejar que él nos sane y no nosotros. Y confiar. Confiar en Jesús. Porque si no lo hacemos, seguiremos estando cada día de reposo sin recibir la sanidad que él nos ha prometido.

La mujer recibió está palabra: "Sé libre". Y ella lo fue. Y glorificaba a Dios por todo esto. Je. Casi la puedo imaginar llorando y saltando, siendo libre. Porque cuando somos libres, somos realmente nosotros y surge del corazón una actitud espontánea hacia Dios de adoración. La sanidad lleva a la adoración...

"¿Le has escuchado que te habla..? ¿Has visto que quiere honrarte y darte lo mejor? ¿Lo has visto? ¿Le has visto en el día a día, cuando llueve, cuando cantan los pájaros? ¿O has esperado la gran felicidad en el futuro cuando Dios te está diciendo hoy día mismo que seas libre de tu enfermedad y seas libre por dentro para adorarle? ¿Le has escuchado? (repito)... ¿o lo que vives hoy son sólo las glorias o ruinas de un pasado que ya fue? Es tiempo ya de oír su voz... porque ya es tiempo...

La cultura del balcón

Algunos gritaban por allá. Los de acá aplaudían y gritaban. "Llévense a la vieja loca", se escuchaba por ahí. Desde muchos balcone...