28 de octubre de 2018

No trates de interpretar lo que no entiendes

Hoy escuché lo que titula esta reflexión. No tratar de interpretar es lo que más me cuesta por lejos. Tratar de explicar lo que la gente hace es sinceramente lo más difícil que he tratado de superar. Es como una adicción por tratar de quedar tranquilo con que todo lo hice bien y, a la vez, explicar el porqué la gente alrededor actúa como lo hace.

Dios nos llama a poner nuestra atención en él, más allá de lo que podamos entender. Lo imagino como un árbol. Hay circunstancias externas que pueden dañarlo: viento, incendios, escasez de agua, lluvia, animales que se suben en él, calor del sol, personas que vienen y lo talan, etc. ¿Puede el árbol controlar lo que pasa afuera? ¿Puede el árbol por más que junte nutrientes, frenar un incendio o hacer que llueva más? A todas luces, la respuesta parece lógica: no. Sin embargo, por muchos años he vivido tratando de controlar todo lo externo, como si mi tronco por sí solo pudiera evitar el daño que viene de afuera.

Si tuviera que aconsejar a un árbol, le diría que se preocupara más de alimentarse bien y, así, ser fuerte frente a los vientos externos, por ejemplo. Tal vez eso es lo que el Señor nos llama a hacer, es decir, no mirar tanto a las cosas que nos puedan dañar afuera, sino fortalecer el carácter y tener la valentía para enfrentar esas circunstancias. A veces Dios evitará el incendio, el viento y la lluvia. Otras veces guardará silencio frente al daño que otros nos hacen, para sacar lo mejor de nosotros.

¿Dónde poner la mirada entonces? En la raíz. Sanar la raíz es la clave para que el árbol aguante los cambios del clima y las circunstancias adversas. La promesa de Dios es que no nos dejará a pesar de las circunstancias. A veces habrá milagros, en otras silencio, en otras destrucción, pero todo hará que el árbol crezca fuerte y preparado para batallar todo los cambios y ataques externos.

La cultura del balcón

Algunos gritaban por allá. Los de acá aplaudían y gritaban. "Llévense a la vieja loca", se escuchaba por ahí. Desde muchos balcone...