24 de septiembre de 2013

Parábola del tesoro perdido

"Además el reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo, el cual un hombre halla y lo esconde de nuevo; y gozoso por ello va y vende todo lo que tiene y compra aquel campo" (Mateo 13:44).

Esta es quizás una de mis parábolas favoritas. Siento que ilustra tan bien la buena noticia de la salvación y de lo que significa el reino de Dios. Contenida en 1 solo versículo, para mí fue una gran revelación cuando lo comencé a estudiar.
Primero que todo hallamos a un tesoro escondido, luego aparece un hombre que halla un tesoro en un campo, lo esconde de nuevo, va con gozo y vende todo lo que tiene y compra el campo.

¿Qué cosas podemos desprender de lo que dice el texto? Primero que el tesoro fue encontrado casi por casualidad (es semejante a un tesoro escondido en un campo, el cual un hombre halla). No dice que estuvo buscándolo, o que cavando lo encontró. Más bien, fue un evento donde medió su esfuerzo. Por otra parte vemos que el hombre no era pudiente; por algo tuvo que vender todo lo que tenía para comprar el campo.

¿Qué produjo en el hombre el haber encontrado el tesoro? Gozo. Fue tanta la alegría que fue y vendió todo lo que tenía para comprar aquel campo.

¿Qué significaba vender todo lo que tenía? Dejar de lado todos los esfuerzos de - tal vez - toda una vida... Tal vez parece fácil desde afuera, pero imaginémonos siendo nosotros los que vendemos todo lo que tenemos. Sin embargo, el gozo era mayor a tal punto de no escatimar en gastos.

Me llama la atención que, al encontrar el tesoro, no se lo haya llevado sin dar aviso. Más bien lo escondió y fue a recaudar dinero suficiente para comprar el campo. El tesoro era tan valioso que ameritaba cambiar el rumbo de su vida y enfocarse en esto.

¿Qué luces del evangelio nos da este texto? Dice que el reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido, es decir, algo de mucho valor, que un hombre encuentra y le genera gozo. Observen que el tesoro no llegó a él por sus esfuerzos. Esto revela la gracia de Dios y de cómo este tesoro no requiere ser encontrado por nuestras fuerzas, y llega a ser más valioso que nuestras posesiones materiales e inmateriales. Junto con eso nos invita a volcarnos con todas nuestras fuerzas a ese campo donde se encuentra el tesoro. Sólo allí seremos llenados de gozo, a tal grado de restar valor a todo aquello que hemos conseguido por nuestras propias fuerzas.

Cuando encontramos este tesoro, no basta con disfrutarlo y luego irnos a vivir nuestras vidas tal cual la vivíamos antes. Más bien implica tal cambio que el resto de las cosas que hemos conseguido en nuestras vidas, pierde su valor y se nos invita a "mudarnos" a este campo.

¡Qué grande es nuestro Dios!

4 de septiembre de 2013

Reinvención

Llevo tres años de ejercicio profesional y muchas son las cosas que pienso, muchas de las cuales han cambiado respecto del primer año... Luego de varios conflictos laborales en el hombro, me siento desgastado y con ganas de reinventarme en relación a la profesión que ejerzo. Este ha sido un año especialmente cansador, lleno de nuevas experiencias que me han hecho sacar carácter, dejar de estar callado para decir lo que pienso; parar en seco a personas que se sienten con el derecho de pasar sobre uno, etc.
Siento que las expectativas eran muy altas en relación a la realidad odontológica. Hay mucha gente mediocre que me ha hecho cuestionar mi trabajo y la pasión que coloco en él. Lo cierto es que necesito darme un descanso y dedicarme a otras cosas... tal vez sea esa la mejor reinvención: la de dejar de pensar que todo es el trabajo y el cumplimiento de metas del mismo.

Mi oración en este tiempo es que el Señor me atraiga nuevamente a Él. En medio de este cansancio que les menciono, me he alejado de él y de una relación profunda. A veces siento secas mis oraciones y frías mis intenciones de buscarle y de amarle por sobre todas las cosas. Ahora que lo pienso más detenidamente, creo que la mejor reinvención es la de dejar de ver el trabajo como el propósito de vida y tenerlo como un medio a través del cual Dios puede hacer brillar su luz.

"Señor... vuélveme a ti. Me siento frío y muchas veces mirando mis necesidades, mis problemas, mis aflicciones; y sin apreciar que tú estás en control de todo y que eres capaz de proveer de todo. Me rindo delante de ti y en ti. Sé que en ti y sólo en ti hallo descanso real y confianza. Tú eres esa identidad que muchas veces busco... tú eres la canción que busco cantar cada mañana... tú eres la verdadera razón de vivir. Te amo Padre... vuélveme hacia ti"

15 de julio de 2013

Sin dependencias

Hay cosas que nos hacen creer que nuestro verdadero valor viene de lo que hemos estudiado, de lo que tenemos, de lo que hemos "logrado" con nuestro esfuerzo, etc. Por supuesto que hay muchas personas que nos evalúan por nuestros CV, por nuestros bienes materiales o el lugar donde vivimos, etc. Pero nuestro Dios es más excelente, porque nos conoce y sabe lo débiles que somos. Sabe que en realidad nuestro dinero no es nada, y lo que hemos logrado con el esfuerzo de nuestras manos es en vano... todo aquello se puede destruir en menos de un segundo. Por un desastre natural se pueden destruir nuestros bienes; por una estafa se puede ir nuestro dinero... y así, podríamos enumerar muchos ejemplos de las mil maneras que hay por las que podemos perder todo lo que hemos adquirido en la vida.

Dios nos conoce. Sabe que en realidad somos polvo y que volveremos a Él. En realidad la mejor inversión que podemos hacer es en la relación con Él y con nuestras familias y amigos... finalmente eso es lo que queda. Más allá de todo, conocerle a Él es lo mejor que nos puede suceder.

Les animo a esto... a que, dejando de depender de lo material y de lo que a la larga nos puede hacer reconocidos como exitososo, podamos postrarnos delante de Aquel de quien realmente depende nuestro corazón y juntos podamos declarar que todo proviene de Él. Gracias Padre por tenerte!

6 de julio de 2013

Libre de caretas

¿Qué sucedería si de pronto todos fuésemos sinceros con los demás y contásemos todas aquellas cosas que muchas veces escondemos? ¿O qué pasaría si de pronto dejásemos de mostrar una cara sonriente cuando estamos tristes? 
Dentro de nosotros hay un gran temor a ser descubiertos, dado que eso nos hace sentir vulnerables, "atacables" y muchas veces condenables. Y eso porque muchas veces el entorno nos guía a vivir una vida llena de imágenes, caretas y máscaras. Por ejemplo, usamos una máscara para la familia, otra para el compañero de trabajo o universidad, otra para el jefe, etc. Muchas veces nos convencemos que esa es la manera en que podemos triunfar en la vida y conseguir cosas que sin esas apariencias no conseguiríamos.

Pero con Dios no necesitamos aparentar. Él nos conoce con nuestros trapos y grietas; nos conoce con nuestro lado B y sabe observar muy bien cuando le sonreímos pero en el fondo estamos mal, en crisis o frustrados. Lo cierto es que hay algo que debemos saber: como Él sabe quienes somos, podemos ser libres de las máscaras... Podemos confesar nuestros pecados sin miedo al rechazo y a la expulsión de Su presencia. Podemos pedir ayuda sin necesidad de mostrarle a Dios dónde vivimos, qué marca de ropa tenemos ni cuánto diezmamos. Él se alegra cuando somos transparentes y le decimos que no podemos, que caemos, que no tenemos el dinero suficiente y que venimos a Él con el único deseo de ser libres de toda apariencia. La gente alrededor muchas veces atribuye valor a cosas tan superficiales, sin embargo, son las cosas profundas las que verdaderamente importan. Ciertamente lo esencial es invisible a los ojos, como dijera El Principito.

4 de julio de 2013

Les pido oración

Hoy no me extenderé demasiado y ni haré alarde de un gran discurso. Simplemente les pido oración porque de verdad me siento cansado, colapsado e incluso algo enfermo físicamente... Este año ha tenido de todo, pero especialmente conflictos en lo laboral que me han dejado sin fuerzas...

Gracias por ser fieles lectores de este blog :)

13 de junio de 2013

Agotado...

Este tiempo no ha sido fácil... Me siento agotado y, en cierto modo, lleno de preocupaciones en mi mente. Para todos los conflictos hago algo que me ha hecho más daño que beneficio: intento explicar el comportamiento de la gente. Cuando me ofenden, en vez de reaccionar, me pongo a pensar en las motivaciones que tiene la persona para hacer eso y me autoconvenzo que las personas tienen todas buenas intenciones y que no actúan por egoísmo. Eso me ha traído muchas repercusiones a lo largo de mi vida. Ese método de defensa no es bueno... Más bien, creo que ha generado pasividad y, por lo mismo, siento que la gente a veces se siente con el derecho a pasarme a llevar.
No es bueno racionalizar tanto los conflictos porque a uno lo dejan inmóvil y sin poder de lucha frente a las injusticias y problemas de la vida.

Mi tercer año de campo laboral no ha sido fácil. Los años anteriores habían problemas aislados y pequeños, pero este ha sido de problemas más grandes y que se complejizan a momentos. Pese a todo, ha sido un año lleno de aprendizajes y de conocer a las personas en su real dimensión. He podido ver las malas intenciones, las habladurías evidentes, el egoísmo, la envidia y los abusos de poder. Esto ha sido muy nuevo para mí y, en mi inexperiencia, le pido al Señor el discernimiento para captar las intenciones de los corazones de las personas.

Hoy necesito de sus oraciones por que a veces las fuerzas se acaban y, en ese deseo de cumplir con todo, se va tiempo y energía... Quizás este sea un tiempo de aprendizaje y de madurez personal...

13 de mayo de 2013

Uno de esos imposibles


Una de aquellas cosas que resultaron imposibles fue estudiar en la universidad. Con 5 hermanos más, mayores y menores, la cosa se volvía difícil... Para mi papá, sin tener muchos recursos, pero sí esfuerzo, resultaba difícil educarnos... Por eso siempre nos decía que nos esforzáramos y que diéramos lo mejor de nosotros en los estudios.
El milagro partió mucho antes de que pudiera ingresar a la universidad... Partió con mis dos hermanos mayores, quienes lograron entrar a la universidad a estudiar pedagogía. Aún recuerdo que su mensualidad era de 30 mil pesos, un verdadero milagro, especialmente porque esa carrera cobraba 1000% más que eso. Y ellos se titularon. En su ceremonia de título vi a mi papá muy emocionado... En realidad el Señor había sido fiel y proveyó de todo para que ellos estudiaran.
Luego venía yo. La carrera que quería estudiar se llamaba odontología y cobraba la cifra no menor de $3.500.000 mensual. Ese era un sueño que siempre oraba al Señor... Me gustaba y en realidad veía dificultades económicas que podían hacer peligrar este sueño, pero oré a Dios para que Él proveyera de lo necesario.

Contra todo pronóstico, el 3 de enero del 2005, me fui a matricular en la Universidad de Chile en la carrera de odontología. Recuerdo que ese mismo día compré mi primer delantal je. Fue un día de ensueño... nunca pensé que aquel sueño de niño se haría realidad. Ese día recordé aquellas ocasiones en que, a la edad de 7 años, iba al dentista. Me gustaba ir pese al largo viaje desde Maipú al metro Los Leones... Allí me recibía un hombre alto, fornido y de bigotes muy espesos. Creo que él fue quien me inspiró a ser dentista, pues me trataba bien y me daba premios.

Y así empecé esa aventura de la universidad, en la que nunca me faltó para estudiar. Pudo haber escaseado, pero nunca faltó y el Señor fue bueno conmigo... De repente, de la nada, aparecía una beca que justo necesitaba, o una beca de colación, o de materiales, etc. Allí pude experimentar a un Dios poderoso capaz de proveer de todo recurso y de fuerzas para estudiar. Gloria a Él por eso!!!!

Ahora les invito a ser parte de mi mundo odontológico por un par de escritos y vibren conmigo al poder ver niños y adultos sonreír!!

6 de mayo de 2013

Todo tiempo pasado fue mejor

Por ahí he escuchado que la gente dice que todo tiempo pasado fue mejor. Es como si hubiera una tendencia natural a mirar atrás y comparar con todo lo que se logró en el pasado. ¿A quién no le ha pasado que sufre una desgracia e inmediatamente mira al pasado y dice en su corazón: "Ojalá que todo fuera como antes".
Sin duda, una de las cosas que Dios restaura en nosotros cuando le dejamos entrar, es el hecho de ser agradecidos con todo. No sólo con lo que sucedió en el pasado, sino con el presente y el futuro. A veces, por estar tan pegados en el pasado, retenemos la bendición que Dios quiere darnos e impedimos que su palabra penetre en nuestro corazón y nos anime a seguir adelante.

Muchas veces recuerdo que mis amigos levantaban mis brazos a pesar de que tenía la tendencia de mirar atrás y no superar los eventos dolorosos del pasado. Cuando entendí que Dios estaba en mi presente, pude abrir mi corazón a ese nuevo tiempo que Él me tenía guardado, con cosas mejores y más alentadoras. No todo tiempo pasado es mejor... puede ser que estemos quejándonos todo el tiempo y con eso cerramos las puertas a lo bueno que Dios tiene para nosotros.

A veces nos llueve sobremojado. Hace unos días, hubo un paciente que llegó acompañado de su mamá al módulo dental. Ella comentaba que hacía poco tiempo su familia tenía recursos y un trabajo que les permitía viajar por el mundo y tener comodidades. Sin embargo, de un momento a otro, el trabajo se vino abajo y uno de sus hijos se enfermó con una enfermedad muy seria. ¿Qué podríamos decirle a esa señora? A veces pasa que nos llueve sobremojado y, efectivamente, el tiempo pasado fue mejor. Sin embargo, las pruebas de la vida nos hacen más fuertes y, si buscamos la ayuda de Dios, Él moldea nuestro carácter a través de esas circunstancias dolorosas.

En todo esto hay un denominador común: abrirle al Señor la puerta de nuestro corazón. Me gusta comparar nuestra relación con Dios como una casa con muchas piezas y cada pieza con una puerta. No sólo le abrimos la puerta al Señor cuando le aceptamos en nuestro corazón, sino que cada día debemos abrirle la puerta para que inunde nuestro carácter, nuestras decisiones y sea el Señor de nuestra vida... Es cuando le abrimos la puerta cuando entendemos que la vida no se trata del color de las circunstancias, sino de una íntima relación con Él.

"Señor, estoy sediendo de ti. Hay muchas personas que también lo están, pero buscan en otras cosas lo que sólo pueden encontrar en el abrazo de un Padre como tú. Todos te necesitan. Todos te necesitamos. Hoy te abro la puerta nuevamente... he preparado un lugar para ti, para que seas tú quien more allí y limpie mi vida de todo pecado, de todo rencor, de toda envidia y de todo mal pensamiento. Te necesito para que limpies mis decisiones y mis intenciones. El verdadero "mejor tiempo" es aquel que paso a tu lado, indagando en tu presencia"

8 de abril de 2013

En mi intimidad

En mi intimidad... Allí. Donde se cruza el estrés de la jornada laboral, luchas personales, conflictos interpersonales; y la posibilidad de buscarte, descansar y reenfocarme. Es allí donde muchas veces llevo todo aquello que ocupa mis pensamientos y también el deseo profundo de encontrarte otra vez, como un niño a su papá, como el sol al mar de atardecer, como la fuerte ola a la arena de la orilla costera. 
Señor, tú solamente sabes cuánto te necesito. Sólo tú sabes cuánto te amo y lo mucho que deseo verte reflejado en cada área de mi vida. Anhelo de todo corazón no ser una persona que critica, juzga e incrimina a los que cometen errores; úsame... de tal manera de llevar tu amor a aquellos que tienen mucho, así como a los pobres. En el fondo tú sabes bien que somos todos pobres, y que necesitamos de tu salvación y amor.
Señor, me rindo a ti y hago una pausa. Una pausa en el frenesí de la vida... En medio del frenesí en el que uno no piensa más que en uno mismo y en lograr la tan anhelada felicidad. Hago una pausa para que ese frenesí se rinda a ti, y pueda ver en medio de todo que tú sigues siendo Dios, sostenedor, salvador y señor. Hago una pausa para luchar contra la rapidez de la carrera que todo el mundo pareciera llevar todos los días... es esa carrera en que muchos creen que dándose de codazos lograrán cosas. Es esa carrera en que la competencia nos ha quitado la sensibilidad y el sentido de agradecimiento... 

Señor, estoy seco. Nutre este corazón que te necesita. Trae agua a este desierto que ha llegado a ese estado como fruto del trabajo y las exigencias de la vida... Sí, porque hoy vengo a rendirme a ti otra vez. Recíbeme, te lo pido. Cámbiame, te lo ruego.. Límpiame, lo necesito.. Háblame.. lo anhelo.


14 de marzo de 2013

Para que Jesús crezca y yo mengüe


La vida no es pareja. Llegar al Señor no es garante del éxito que profesa la sociedad como tal: no es ausencia del dolor, no es ausencia de enfermedades, no es ausencia de conflictos familiares, no es ausencia de temor. De hecho, la vida sigue con dolor, enfermedades, conflictos familiares y temor... Muchas veces nuestra oración es: "Señor, por favor, resuelve mis problemas... que mi papá sea humilde y pida perdón... dame el valor necesario para tomar esta decisión... quita mi temor". ¿Alguna vez te has preguntado eso? ¿Por qué mi vida sigue igual que antes de convertirme? O quizás preguntar: ¿dónde están esos milagros que vienen de la fe en el Jesús que sanaba, resucitaba muertos, abría los ojos de los ciegos, hacía oír a los sordos y saltar a los cojos?

La vida no es pareja. Es una lucha constante contra una sociedad que presiona por todo. Presiona por que uno sea el(la) mejor pololo(a)/novio(a)/esposo(a), el mejor empleado, el hijo perfecto, el padre presente y proveedor... Presiona por las apariencias: lo que tengo determina lo que soy... el lugar donde vivo determina mi status quo y mi valor como persona. La sociedad crea necesidades que no son necesidades. ¿Acaso no nos vemos muchas veces sumidos en gastos más allá de nuestros ingresos? Presiona a la mujer para que provea al hogar y además que le alcancen las fuerzas para educar a los hijos, ser dueña de casa, ser buena esposa... Por eso no me extrañan las separaciones y divorcios, cuando esta misma sociedad que crea egoísmo y egocentrismos... que malentiende el matrimonio y que crea en los novios la necesidad de asegurarse en caso de que el matrimonio fracase.

Hace algunos años tuve muchos conflictos con mis padres. Oraba mucho al Señor para que las cosas cambiaran. Cuando vi que no cambiaron, me frustré tanto que estuve a un paso de la depresión... Mi sorpresa fue grande cuando, en mis oraciones, el Señor me mostró algo que me dejó perplejo: "Tú eres el que debe cambiar". Eso cambió me perspectiva de las cosas. Oraba para que todo lo demás cambiara, para que los demás pidieran perdón, para que yo  me sanara, para que yo fuera feliz. Allí entendí y agradecí al Señor que la vida no fuera pareja... que hubieran dolores y conflictos y también temores, porque todo aquello me hacía depender mucho más del Señor y me hacía doblar mis rodillas cada día, y me hacía orar: "Señor, cámbiame a mí, que seguro soy el más pecador... Dame el valor para ir a pedirle perdón a mi papá y bendecirlo... Y cuando me encuentre en una disyuntiva, dame la sabiduría para tomar riesgos". Son las tensiones y distensiones de la vida las que van construyendo nuestra relación con Dios. Cuando entendemos esto, el carácter de Cristo se va formando en nosotros... Al igual que la parábola del fariseo y el publicano, en la que el primero se enfocaba enteramente en sí mismo y sus méritos; el publicano, en cambio, pedía perdón y el favor de Dios.

Por último, las exigencias que nos impone la sociedad nos lleva mucho al egoísmo y a satisfacer nuestras propias necesidades. Nos lleva a cumplir nuestras propias metas sin importar mucho el interés colectivo, privilegiando el éxito personal por sobre el bien común familiar. Y ahora, les pregunto: ¿Qué sacas con ser exitoso y lleno de títulos académicos y con con curriculum vasto, si abandonamos lo esencial de la vida? ¿Qué sacas con ganar más de 1 millón de pesos si eres mal esposo(a)? ¿Ser buen esposo(a)? ¿Qué es eso para nuestros días? Es tiempo de que analicemos nuestros propios intereses a la luz de Cristo y también le rindamos aquello que nos hace unos pobres egoístas... y luchemos fuerte por aquello que Jesús mismo enseñó: "ama a tu prójimo como a ti mismo". De esa forma nuestro lema será el mismo que el de Juan el Bautista: "Es necesario que yo mengüe para que Él (Jesús) crezca"

3 de marzo de 2013

¡Qué bueno! Dios ya hizo todo

Desde muy pequeño he luchado con algo en mi mente: conseguir la aprobación del resto. Es algo que he tratado de erradicar de mi vida y creo que el Señor me ha ayudado mucho, especialmente del temor al rechazo.
Tal vez la revelación más grande fue el haber entendido que Dios me ama más de lo que imagino y sin necesidad que haga cosas por lograr Su amor. Esto es lo que denominamos "Gracia de Dios", es decir, aquel regalo que no requiere de nuestros esfuerzos sino que depende total y exclusivamente de Dios. Ya no necesitamos de obras para agradar a Dios, sino creer que Jesús ya pagó por aquella aprobación delante de Dios, al perdonar nuestros pecados y justificarnos.
Cuando entendemos esto, podemos ser libres de caretas puesto que Dios sabe que somos débiles y que no podemos solos. Esto no significa que ahora podemos hacer lo que queramos; más bien, debe ser una inspiración para agradecer a Dios y vivir una vida de rectitud.

Nos libera, además, del temor al rechazo porque ya Dios nos ama como somos y podemos vivir sin necesidad de hacer cosas para lograr la aceptación en los grupos y podemos perdonarnos a nosotros mismos de errores que hayamos cometido en el pasado.

¿Qué tan fuerte es esta verdad en nuestras vidas? ¿Cuántas veces no vivimos como si Dios no nos hubiera perdonado? ¿Cuántas veces vivimos buscando nuestro valor en las cosas materiales (cuánto tenemos), en el status socioeconómico, en los estudios o posición en el trabajo, o en compararnos con los demás, o en gastar más? Una vez que Dios nos revele su gracia, podemos ser libres de todo aquello sin necesidad de codiciar nada que tiene el del lado y podemos estar alegres que ya tenemos todo.

Bendiciones!!

11 de enero de 2013


Estas líneas, cargadas de un fuerte amor al Señor, han pretendido por mucho tiempo mostrar las maneras en que Él mismo, con sus propias manos, nos sana, nos restaura y nos hace sentir útiles. Estas líneas, testigos tácitos de un pasado, presente y futuro que se ha escrito en las manos de un Dios vivo... un Dios que me habla, que me llama y que, por sobre todas las cosas expresa su amor por mí.

En este, el día de mi cumpleaños, quiero dar gracias al Señor. Tal como me habló hace un tiempo atrás, "mi nacimiento le causó felicidad"... Y pienso que si conmigo -que estoy lleno de errores- piensa eso, ¡cuánto más con todos ustedes! Su amor es tan fuerte que el día que nacimos Su libro comenzó nuestra historia con la mejor de las bienvenidas: "Te amo y te seguiré toda la vida". Desde que éramos embriones, Dios nos vio... y ya sabía todo lo que haríamos hacia delante. Y él sigue ahí, con el fuerte deseo de que lo aceptemos como el Padre que quiere ser para nosotros.

El mayor deseo de mi vida es agradarlo a Él... el resto pasa a segundo plano. Es por eso que estas palabras se inspiran la única persona que llena mi vida de manera completa y cuyo amor nunca falla.

"Gracias Padre... Ya son 26 años... Desde mucho antes que naciera tú viste mi embrión en formación y, aunque quizás nuestros padres terrenales no nos desearon, tú sí nos deseaste y tejiste cada parte de nuestro cuerpo, sin faltar ninguna de ellas. Tú me conoces al levantarme y acostarme, al hablar y al callar... aun mis silencios te hablan y sabes lo que pienso. Porque tú eres mi dueño, el único autor de mi vida y quien me llamó. Te amo Señor... aunque el mundo se dé vuelta de nuevo y colapse todo, aquí me tendrás, entre líneas que se entrelazan con lágrimas de amor por ti, y de agradecimiento por haberme amado de la manera en que lo haces. Enséñame a ser como tú y a ser humilde como tú lo eres... Hoy es mi cumpleaños y voy a estar contento si lo celebras conmigo, pues ese 12 de enero de 1987 también escribiste en tus apuntes la historia que hoy estoy viviendo y que, a pesar de los sufrimientos vividos, las bendiciones posteriores me harían saltar de alegría, agradecimiento y amor por tu presencia..."

La cultura del balcón

Algunos gritaban por allá. Los de acá aplaudían y gritaban. "Llévense a la vieja loca", se escuchaba por ahí. Desde muchos balcone...