23 de septiembre de 2017

Cuando no entendemos

Uno de estos días, extrañamente, desperté con la seguridad que Dios tenía el control de todo. Digo extrañamente, porque tiendo a hacer que todo el control esté en mis manos. Ese mismo control que no consigue más que frustración en la mayoría de los casos. Ese día, como hace muchos días, sentí la paz y alegría de saber que Dios estaba cerca, tomando cada situación y cada persona en su momento justo.

Hace un año, le pedí a Dios que me ayudara a llegar al propósito que tenía para mí, incluso pidiéndole que me empujara si era necesario. Siento que así fue finalmente, porque los sucesos abruptos e inesperados, me llevaron a buscarlo con desesperación. Quién sabe, quizás este sea el momento que Dios esperó para poder cumplir todas las promesas que un día me dijo que haría conmigo.

Si lees esto y crees que es el fin, claramente no lo es. El fin viene cuando perdemos la fe. La fe nos mantiene vivos, conectados con el Señor y sensibles a su voz. No es el fin... para Dios no lo es, aunque para algunas personas alrededor lo parezca.

¿Hay muchos cuestionamientos? Ríndelos a Dios. Son esos cuestionamientos los que nos mantienen dependiendo de Él.
¿Hay dolor? Eso es parte del proceso de sanidad. Toda sanidad duele, pero trae bienestar en el largo plazo.
¿Hay decepción? Perdonar es la mejor inversión, porque nos hace libres del rencor y libres para volver a amar.
¿Hay deseos de venganza? Dios es justo, nunca nos dejará. La venganza sólo acarrea odio y un deseo insaciable de dañar.
¿Hay planes rotos? Quizás sea la antesala a un nuevo tiempo de bendición.
¿Le fallaste a alguien? Hay una segunda y tercera e infinita oportunidad en Dios, independiente de lo que otros digan o incluso sentencien.
¿Hay incertidumbre? Algún día acabará y todo será más claro.

"Gracias Señor porque en los momentos de mayor oscuridad, tu luz siempre brilla. Es tu esperanza viva, tu abrazo paternal y tu deseo de relacionarte con nosotros. Gracias por todo lo vivido; entiendo que este era el momento que esperabas para revelarte más profundamente a mi vida. Confío mi vida a ti con todas mis fuerzas, incluidos los sueños y necesidades más profundas. Mi deseo es que todo aquel que lea estas palabras, te conozca más y experimente el poder de tus palabras. Amén"


La cultura del balcón

Algunos gritaban por allá. Los de acá aplaudían y gritaban. "Llévense a la vieja loca", se escuchaba por ahí. Desde muchos balcone...