Secar las lágrimas y ponerme de pie, esa es la consigna como en todos los tiempos difíciles. Sin quejarme tanto y sin analizar tanto los motivos de esta caída. Sólo ponerme de pie. Pido al Señor ser sanado para terminar este proceso sin rencor. Hay personas que las dañan y se vuelven agresivas o chismosas. Pero no quiero cambiar mi esencia, no tiene sentido.
Y seguir...
Desde ahora se abre un nuevo capítulo de mi historia. El tiempo dirá cuál huella dejé y si todo el sacrificio valió la pena. Confío con todas mis fuerzas en Dios, aunque toque el fracaso y la dificultad; porque sé que me va a levantar otra vez y este será un testimonio fuerte en mi vida más adelante.