27 de octubre de 2007

¿Puedes confiar?

Cuando no vemos soluciones, nos desesperamos. Peor si vemos que nos queda mucho por caminar y trabajar. Alguien una vez me dijo acerca de una crisis que estaba teniendo: "Puedes patalear, llorar, gritar, pero al final solamente confía en Dios". Eso me quedó siempre presente y también me marcó muchísimo.

Confiar no es ser desentenderse de los problemas o trabajos. No significa que dejo de hacer lo que estaba haciendo. Cuando confío en alguien, estoy seguro que esa persona no me va a fallar, porque anhela lo mejor para mí. Cuando confío en alguien, descanso de todo lo que me pudiera perturbar. La confianza máxima se logra cuando la otra persona sabe todo acerca de otra, desde los defectos más graves hasta las mayores virtudes. Asimismo podría ser con Dios si solo dejásemos de poner barreras ante Su presencia. Si tan solo dejásemos de decirle lo bueno que somos o lo que merecemos tener o no. Confiar es abandonarse en los brazos de Dios, con la plena certeza que todo estará bajo control.

Si lees este blog, quiero que sepas algo: En Sus manos está todo bajo control

24 de octubre de 2007

Rendición


"Se llenó de amargura mi alma,

y en mi corazón sentía punzadas.

Tan torpe era yo, que no entendía;

era como una bestia delante de ti.


Con todo yo siempre estuve contigo;

me tomaste de la mano derecha.

Me has guiado según tu consejo,

Y después me recibirás en gloria.

¿A quién tengo yo en los cielos

sino a ti?

Y fuera de ti nada deseo en la tierra.


Mi carne y mi corazón desfallecen;

mas la roca de mi corazón y

mi porción es Dios para siempre..."


Salmo 73:21-26

15 de octubre de 2007

Como un pez

¿Alguna vez te has quedado colgando de un árbol mirando con mucho miedo las manera de poder bajarte de él? Entra una especie de desesperación por caer y ser herido. Existe una suerte de dependencia... o me rindo o trato de luchar para no caer de la forma que no quiero.

Depender cuesta un mundo, sobre todo porque nuestra propia naturaleza nos impulsa a buscar estrategias que dependan de nuestras fuerzas para poder escapar de las situaciones. Una vez recuerdo haber visto un reportaje en donde un pescador tomaba en su red a un pescado. Éste parecía revolcarse en las redes tratando de salvar su vida. Esa imagen del pez aún vivo, pero revolcándose, intentando sin éxito volver al agua donde su comodidad está segurada y su vida misma puede desarrollarse en normalidad, me quedó grabada...

Quise utilizar la ilustración del pez porque tiene mucho sentido para mí en lo que significa depender... El Padre siempre nos desafiará a algo mayor. Pero para pasar a otro nivel hay que morir. Las semillas lo saben muy bien. Ellas, o mueren para que surja un árbol o se quedan enterradas sin que nadie vea su verdadera potencialidad. También lo sabe el pez, porque al final siempre termina sin aire y muriendo sin poder más...

¿Se han sentido alguna vez como ese pez: revolcándose entre las redes de las circunstacias, de los pensamientos y los recuerdos? ¿Has sentido el preciso momento en que dejas de respirar y terminas por morir a tus propios deseos? El pez es sólo una ilustración para mostrar que Dios permite que las circunstancias "nos atrapen y en-red-en". Es como si él mismo lanzara la red en medio del río frenético por el cual corremos y podamos dejar de confiar en las fuerzas que nos quedan para sólo confiar en Él.

Cuando dependas, Dios te devolverá al río, pero esta vez no tocarás el fondo ni será en tus fuerzas... Ahora serás llevado por Él...

"Con cuerdas de amor te atraje..."

8 de octubre de 2007

Vuelvo a luchar


"Bajo el tormento de noches enteras de miedo y/o tristeza, mi vida se ensimismó tratando de buscar todas las soluciones posibles a mis conflictos. Tenía miedo... miedo de caer en la depresión al ver todo lo que sucedía a mi alrededor, y miedo de alejarme de tus propósitos. Me cuesta hablar de mí mismo, a veces por no causar preocupación y en otras por creer que nadie me puede ayudar a salir adelante.


Por años las preguntas han aflorado ante las circunstancias, y los cuestionamientos han sido el pan de cada día. Te he dicho por qué de lo habido y por haber, y aun así sigues ahí. Te he mirado con tristeza al ver mis circusntacias, y te he preguntado muchas veces dónde estás, a veces sin fe, a veces sin esperanza. Y veo que tus ojos siguen silenciosos observándome, sin juzgarme ni nada. Sólo sigues ahí... Y en medio de mis cuestionamientos te he reprochado mi pasado, la familia en que nací y las circunstancias que vivo día a día. ¿Cómo puedo avanzar de en medio de este ambiente?, te decía cada vez que sucedía lo que yo no quería.


Por años las tensiones terminaron por absorber mis fuerzas, y aun así me mantuviste en pie, mientras yo sólo adoraba... Aprendí que adorando alcanzaba tu corazón, porque era el medio por el cual tomabas mis cargas y te las llevabas contigo... a la cruz... Después me enamoré de ti... y hoy entiendo que deseas cambiarme a mí antes que las circunstancias... sanar mi interior antes de ver evidencias externas. Por eso mismo, y aunque cueste, vuelvo a poner mi pie en la lucha, vuelvo a abrir mis brazos al propósito que me llamaste, vuelvo a adorarte, vuelvo a guerrear y vuelvo a decirle al diablo que sigo en pie porque tú me fortaleces...


En medio del desierto me eres suficiente para seguir viviendo..."


Amén

La cultura del balcón

Algunos gritaban por allá. Los de acá aplaudían y gritaban. "Llévense a la vieja loca", se escuchaba por ahí. Desde muchos balcone...