27 de noviembre de 2009

Sostenidos por sus manos


Estaba en el cumpleaños de un amigo y compañero de universidad, cuando en un momento salí al patio. Había allí una parra que crecía sostenida de unos maderos que los dueños de la casa le habían puesto. Comencé a pensar en qué pasaría si alguien, de pronto, les sacara esos palos. Claramente toda la estructura que servía de base, se vendría abajo con parra y todo. Seguramente si hubieran uvas maduras, se romperían al estrellarse contra el piso. Esto me hizo pensar en lo débil y dependiente de las parras. Porque si no tuvieran esos maderos, probablemente harían su vida en el piso, ensuciadas por la tierra igual que muchos árboles frutales que conocemos. Sin embargo, podemos apreciarlas mejor cuando están en las alturas.

Esto me hizo pensar en mi relación con Dios. Nosotros somos esas parras y él es la estrutura que nos sostiene en nuestro crecimiento. Sin él, se haría muy patente nuestra debilidad, porque no podríamos sostenernos lo suficiente como para crecer hacia arriba. Resulta impresionante que es a través de él que podemos crecer, pese a nuestra debilidad, creyendo siempre que nunca caerá ni se irá de nuestro lado.

4 comentarios:

JamesRock7 dijo...

Buena ilustración.

Saludos!!

Anónimo dijo...

hermoso escrito, hermosa verdad amigo!!

un abrazo, te kero!

Joycita

Anónimo dijo...

Amén !!!

Anónimo dijo...

Amén !!!

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