13 de septiembre de 2011

Dios... tú siempre has sido el Dios de mi vida.
Desde pequeño tú eres para mí,
y yo soy tuyo.
Me guardaste. Y en tus manos siempre estuve.
Y aún estoy.
Desde que era niño y nada comprendía,
ni mi conciencia alcanzaba a avisarme del peligro,
tú guiabas mi camino, y extendías tus manos hacia mí.

Padre... tú siempre has sido el Padre de mi vida.
Desde siempre tu mano de favor y de poder,
me han mostrado cuánto me amas.
Por eso en las noches yo te adoro,
y levanto esas canciones que he compuesto para ti...
porque en mí se enciende esa pasión
de estar contigo...
y de agradarte,
de tocar tu rostro y describirte,
con la melodía y suave toque de una cuerda...
o con el timbre de una voz que te busca,
que te llama,
que te mira deseoso..
deseoso de verte otra vez...
deseoso de verte levantándote en poder.

Señor, tú siempre has estado...
hoy avanzo seguro de lo que tú me has dado.
Avanzo seguro en quien has formado...
Por eso ya hace mucho tiempo he decidido,
de dejar de ser pasivo frente a la vida.
Ayúdame con esa lucha diaria que llevo...
de no ceder ante el desgano y el desánimo.
Con esa lucha de no ceder ante el más mínimo impedimento,
y seguir creyendo...
Porque todo lo que soy y lo que tengo es por ti...


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