20 de febrero de 2012

¿Te has detenido?


En medio del frenesí del día a día. Junto al informe que hay que entregar en media hora. Acompañando el atraso de las 7:45, cuando dispones de esos 15 valiosos minutos para llegar a la hora a tu lugar de estudio o trabajo. Buscando siempre el mañana: que llegue el fin de semana, los feriados y las vacaciones...

A veces cada una de estas situaciones me hace pensar en lo rápido que se nos pasa la vida. De nosotros mismos salen expresiones tales como: "Qué ha pasado rápido esta semana", o "No nos hemos dado cuenta y ya estamos en fin de año". Muchas veces se nos va la vida en buscar el mañana. Somos felices cuando llega el día de descanso. Descansamos cuando realmente podemos dormir más de 6 horas. Creemos que hemos alcanzado el éxito cuando en nuestra oficina aparece el cargo de jefe, gerente o director de algo. Sin embargo, poco caso hacemos a lo más importante en la vida: aquello que no notamos, que pasa desapercibido, que transcurre lento.

Cuando pienso en nuestra relación con Dios, se me viene a la mente una palabra: quietud. Sin quietud es imposible concentrarse y escuchar su voz. Y sin ella no podremos calmar nuestras ansias y confiar completamente en el Señor. ¿Por qué nos cuesta tanto contemplar la vida tal y cual deberíamos hacerla? ¿Por qué no salirse del egocentrismo y observar a los que piden desesperados la salvación? ¿Por qué no calmar nuestras ansias de éxito por medio del servicio a aquellos que no pueden devolver ni un peso si hacemos algo por ellos? ¿Por qué no valorar lo más importante en la vida: nuestras relaciones? ¿Por qué no dejar un rato de nuestro tiempo para observar a Dios y lo hermoso que es? ¿Le has visto? ¿Le has visto en la sonrisa de los niños y en el agradecimiento de quienes no tienen?

"Estad quietos y conoced que yo soy Dios... [...]"

1 comentario:

Anónimo dijo...

necesitaba calmarme... y me acord´de de tu blog...
me haces bien querido amigo.
mcm.
R.

La cultura del balcón

Algunos gritaban por allá. Los de acá aplaudían y gritaban. "Llévense a la vieja loca", se escuchaba por ahí. Desde muchos balcone...