20 de noviembre de 2007

Si vas por la calle


"Si vas por la calle y derramas una lágrima, soy yo que va contigo..." Mientras camino hacia la Universidad o de vuelta a casa, pienso en Dios. Pienso en lo que significa para mí. Pienso en lo que anhelo de Él e imagino lo que Él anhela y sueña de mí. No lo puedo entender y sólo sé que tengo hambre de Él.


Paso a paso veo que todo es distinto ahora. Que lo antes me daba seguridad ya no está, y que sólo puedo mirar lo que he vivido para encontrar mi seguridad en la intimidad de Dios, en el secreto que desea compartir conmigo. Entonces soy desnudado, quebrantado y descubierto. He preferido dejar de analizar a Dios y comenzar a creer; dejar de juzgar a los que, diciéndose cristianos, hacen cosas que no son muy cristianas; y comenzar a avanzar sin importar lo que fui o lo que tuve o tengo. Mientras camino me digo a mí mismo: "Sería tan fácil que Dios te usara si tan solo dejarás de calcular lo que es humanamente posible, y te abandonaras a sus propósitos, sin importar las formas ni las personas".


Mientras camino, veo mi sombra y me doy cuenta que los temores son como ella: siempre estarán allí, de día y de noche, siguiédome cuando quiera decidir algo importante o cuando quiera confrontar mi pasado. La meta no está en la sombra, sino en seguir avanzando en medio de la adversidad.


Paso a paso veo que tengo hambre de Dios. Eso, ciertamente, suena muy cliché, pero me gustaría volver a ver las impactantes imágenes de cuando llega un camión cargado con comidas para miles de pueblos que viven en la miseria. ¿Han visto cómo se avalanzan sin respetar filas ni orden? Si tan sólo mi hambre fuera como aquella, sólo para perseguir el amor de Dios desesperadamente. Cuando hay hambre de Dios, las formas eclesiásticas se hacen escasas y lo que todos llaman "el orden de Dios" se esfuma cuando estamos necesitados de Él. No hay formas, no hay tamaños; sólo es Dios y yo, sin prejuicios ni miedos.


Mientras abro mi corazón a Dios, siento otra vez su unción. La unción que me recoge otra vez y me lleva a soñar en la realidad, a hacer cosas imposibles y a confrontar lo que siempre temí.




Y ahora me pregunto: "¿Cómo puedo transmitir esa pasión?"

5 comentarios:

Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...

Te quiero migo..
saludos a la flor

Anónimo dijo...

Gracias...

siempre q leo tu blog siento que Dios una vez más está hablándome...
simplemente, gracias!

Yo también tengo hambre de Él
=)

Guille dijo...

Acabo de terminar de leer un libro que plantea una temática similar amigaso, se llama "En la búsqueda de Dios" (o algo así... XD).

Me parece que concuerdo en su totalidad con tu escrito, y tbn que me queda rondando una duda similar. Llevo ños tratando de que esa pasión se pegue, y lo gracioso es que cuando había renunciado a ello Dios comensó a transmitirla a quienes me rodean.....

Es más lindo nuestro Dios.

Bueno amigaso, le dejo muchos saludos y bendiciones!!!!

DTB!!!!!!!!!!!!!!

PD: bkn toparnos "por casualidad" en el casino el otro día. Creo que nos actualizamos un poco.... hará falta su McDonalaso???

JamesRock7 dijo...

Mmm... yo creo que este año que viene aprenderás a depender más de Dios, porque necesitarás de Sus fuerzas!!
Recuerda que Él te fortalece. Lo hizo antes, y lo hará luego.

Y, tb ando por ahí, si necesitas.

Un gran abrazo!!

Jaime.

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