10 de abril de 2010

Jesús se entregó

Imagino el mundo lleno de majestad en el que Jesús existía antes de venir a este mundo. Lleno de alabanza, lleno de servicio de ángeles y siendo el centro de toda la creación, por quien existe y vive y en quien se sustenta todo el universo. Sin embargo, de pronto hayarse naciendo en un mundo que desde el principio no les planteó las comodidades del cielo, quizás resultó el primer choque con la humanidad. Quizás esta pueda parecer una visión "humanizada" de Dios, porque él lo sabe todo, y conocía todo lo que sucedía en toda la tierra. Sin embargo, se atrevió a vivir en nuestro mundo real, lleno de leyes, lleno de discriminación, lleno de perfeccionismo, exigencias, egoísmo y apariencias. No habrá sido muy fácil exponerse a la tentación del diablo; menos a tener que enfrentar las contínuas críticas de quienes debieron haberlo apoyado, dado que entendían la ley de Dios. Para peor, fueron ellos mismos quienes lo entregaron a la muerte, incluído un amigo íntimo. También hubo uno que lo negó tres veces, demostrando su inconsecuencia. Otros le escupieron en la cara, le azotaron con fuertes golpes. Nadie, sólo 2 mujeres, fueron a ver el sepulcro después de que fue sepultado. Se rifaron sus ropas. El diablo tenía razón cuando pensaba que lo había vencido. Atravesado incluso por los que menos alguien hubiera imaginado... Jesús tuvo que lidiar con un mundo totalmente diferente al ideal... tuvo que enfrentar la inconsecuencia y la traición... cosas tan frecuentes en nuestro mundo hoy. Tuvo que enfrentar el rechazo y aún así seguir luchando por la visión. Tuvo que enfrentar con el hecho de pedir a Dios no morir. Aún allí, se encontró con que estaba solo, sin nadie que le sirviera, sin nadie que le diera una mano... cargado con el pecado de todos... cargado con las enfermedades más profundas de nuestra sociedad. Hasta que llegó a la cruz... Tuvo que enfrentar la crudeza de un mundo real.

Así como Jesús, nos críamos muchas veces con ideales. Pensamos que las cosas pueden ser mejor y tenemos toda la intención de hacer todo bien, sin embargo, llega un punto en que todo lo ideal cae y algo en nuestro interior nos dice dolorosamente que debemos cambiar. Hay un proceso especialmente particular en el que nos damos cuenta que debemos convivir con un sinfin de problemas a nuestro alrededor: familias divididas, amigos que tienen actitudes que no son de amigos, trabajos competitivos en donde cada uno lucha por su puesto, matrimonios en crisis, padres ausentes, enfermedades, tragedias, pérdidas de empleo, crisis económicas, etc.
Muchas veces pensaba que Dios no era de esas cosas. Pensaba que si Dios estaba presente en un proyecto, éste no debiera tener problemas. Pero a años de haber planteado ese tipo de mentalidad, me doy cuenta que es totalmente lo contrario: el evangelio no es un mensaje para el Reino de los Cielos. No es un mensaje que tiene validez sólo cuando morimos y nos vamos al cielo. No! El evangelio de Jesús, es un mensaje para el matrimonio en crisis, es un mensaje para el delincuente, es un mensaje para el que sufrió una tragedia. No es un mensaje que ofrece solucionar problemas; ofrece sanar el corazón, devolver valor, devolver integridad, sanar enfermos, curar a los heridos.

¿Qué diremos frente al egoísmo, al perfeccionismo, las traiciones, las exigencias de un mundo insatisfecho? ¿Qué haremos cuando alguien nos traicione o cuando alguien nos insulte? Practicar el amor. Esa es la única respuesta. No hay que idealizar el evangelio... hay que aterrizarlo y llevarlo a lo cotidiano... y amar con entrega, con pasión... y a la vez con una fe que vibra cuando el carácter de Cristo es formado en otros.


1 comentario:

JamesRock7 dijo...

Gracias especialmente por este post amigo...

:)

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