15 de agosto de 2010

Esa bomba explotará...


"Tal como es el pensamiento del hombre en su corazón, así es él". Uno de los proverbios enuncia así una de las verdades que creo son más pertinentes para nuestra generación. La sociedad actual tiene varias características que han influenciado para bien y para mal nuestra mentalidad. Una de ellas es el efecto de las exigencias actuales sobre la familia. Seguramente, al hacer una encuesta acerca de nuestras prioridades en la vida, uno de los puntos que estará dentro de los primeros lugares, claramente será la familia...

Al hacer un TAC de nuestra sociedad, vemos que en su parte más superficial, ha alcanzado muchos logros: un mejor (en parte) estándar de vida, una generación de jóvenes yendo a la universidad y siendo profesionales, una esperanza de vida mucho mayor, menos enfermedades agudas que hace algunas décadas atrás, etc. Son logros muy buenos. Sin embargo, esta sociedad adolece de otras cosas tan importantes como el hecho de sentirse plenos. Y resulta contradictorio porque por un lado hay buena situación económica, hacemos lo que nos gusta, tenemos quizás una mejor calidad de vida que la que nuestros padres nos dieron, tenemos mejor acceso a médicos y especialistas, etc., no obstante, hay mucha soledad, mucha competitividad injusta, mucho desgaste, etc. Se le pide a la mujer que sea exitosa y al final de cuentas que sea una super mamá, una super dueña de casa, una super profesional, una super hija, etc. Y el resultado: mujeres frustradas, depresivas, que no saben por qué sus hijos los rechazan o no les entregan el cariño que esperan. Los hombres también adolecen de otras cosas que las mujeres debieran conocer para entendernos también: existe falta de una definición de hombre. Con esto no quiero referirme a alguna desviación sexual ni nada por el estilo, sino más bien al carácter, a la masculinidad de un hombre. A veces se escuchan personas que hablan de hombres que "no se ponen los pantalones en la casa", que "no toman las riendas del hogar", etc. Y los hombres, aunque poco se crea, necesitan amigos... amigos que actualmente hay cada vez menos. Las mujeres les exigen a los hombres que sean buenos, expresivos, que sepan escucharlas, que jueguen con los niños y que las saquen al mall. Quizás para el hombre no es difícil proveer, pero sí muchas veces es difícil para entablar relaciones. Tendemos al aislamiento, a las pocas palabras, a la mirada penetrante más que a la respuesta dura, al encierro de los sentimientos más que a la expresión de ellos, a solucionar las cosas por nosotros mismo antes que buscar a alguien en quien confiar...

Y el que es cristiano no escapa a esto... En estos 23 años de vida he visto a más cristianos tristes que a personas no creyentes. La frutración abunda en mujeres que, aunque creen en Dios, se sienten frustradas por no sentirse llenas, plenas, etc. Como si lucharan y lucharan sin saber dónde finalmente van a llegar. Pidiendo a gritos ayuda, pero la voz no les sale; sólo un corto "estoy bien" cada vez que les preguntan el cotidiano: "¿cómo estás?".


A esto quiero llegar...


¿Qué es lo que está moviendo su vida actualmente? ¿Los deseos de éxito personal (que no tienen nada malo en sí mismos)? ¿Las ganas de "demostrarle" a alguien cuan capaz es?
¿Qué es lo que hoy desmotiva tu vida? ¿Alguna mala experiencia? ¿Un fuerte sentimiento de frustración y de sentir que no eres capaz? ¿Un pasado que arrastra secuelas profundas?

Son preguntas incisivas... y las he dirigido especialmente a nuestro yo. A cómo yo puedo me motivo día a día para levantarme y seguir adelante. Sin embargo, deseo hacer una pausa y terminar con esto: la única respuesta a todas esas preguntas no emana de fuertes motivaciones personales. No surge de buenas intenciones de cambiar. No se basan en buenas noticias que sucedan a nuestro alrededor. Todas ellas se encausan hacia Jesús. Usted puede voltear a ver personas que son exitosas profesionalmente, pero su vida personal exhala un vacío y desaliento muy muy profundo. No se convierta en eso; antes bien, decida arrojar a la cruz su pasado, sus desafíos, sus sentimientos de derrota, frustración, y decida de una buena vez seguir a Cristo, sino tarde o temprano, esa bomba de problemas internos y externos explotará.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

nos afanamos tanto en el trabajo y al recibir nuestro sueldo, con el nos damos el gusto que no tuvimos de pequeños, pero el dinero NO llena, NO te regala felicidad, paz,amor, el dinero satisface lo material.

a mi almenos me gusta disfrutar a concho la vida con cosas sencillas, salir a caminar,mirar el paisaje, disfrutar naturaleza ó una buena conversa en un parque.

Dios nos ayude cada día y tenga misericordia de nosotros por nuestro egoísmo, siempre ponemos nuestro yo y no tenemos la humildad con Dios.

Bendiciones,
Andrea M.

Guille dijo...

Amén.

Jesús

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