El discurso ya no es el mismo... Ya la vista no está puesta en el pasado o no se llena de recuerdos de tristeza e inseguridad. Ya la energía es diferente... Ya la dificultad para relacionarse con los demás no existe y los sueños que antes parecían difíciles de cumplir ya se han cumplido. Ya lo que parecía increíble, hoy tiene sentido. Ahora es tiempo de retomar lo que siempre soñé... aquello que hacía vibrar mi fe y que perdí por un tiempo. Es el tiempo de ese nuevo comienzo que Dios me prometió. Porque cuando dudé, él me dijo: "Yo no estoy apresurado". Y, efectivamente, lo hizo todo hermoso en su tiempo.
El discurso ya no es el mismo... Dios se ha encargado de cambiar los tonos grises a color. Se ha encargado de hacer calzar el rompecabezas y devolver la luz donde había oscuridad. Él lo hizo... porque cuando me dijo que me amaba, efectivamente así era... Porque cuando me dijo que el significado de mi nombre no era al azar, al fin vi al Padre que había en él. Porque cuando me dijo que la carrera que había estudiado tenía un propósito para él, al fin pude ver que el camino que había tomado era el correcto. Porque él me dijo que no estaba apresurado en cumplir su plan...
El discurso ya no es el mismo... porque el libro de mi vida se ha abierto nuevamente en esos tonos alegres. Porque cuando me dijo que tenía propósitos conmigo yo casi que no lo podía creer... Y hoy lo veo en su plenitud cumpliendo su plan de nuevo y escuchando su voz tan fluida como siempre... como cuando voy por la calle y me dice que me ama sin haberle yo hablado. O cuando le compongo una canción en guitarra y cobra sentido todo aquello que le digo... Como cuando me dijo que yo era especial para él o cuando me dijo que llevaría su evangelio a las personas con necesidad...
Era necesario que Él rompiera el vaso de barro antiguo y lo cambiara por otro nuevo... porque Él es fiel.
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