6 de junio de 2011

Que quiebre tus esquemas

Un día - de hace algunos años atrás- iba en la micro algo apurado. Sentado en el medio del pasillo, en un momento veo que el chofer se detiene para tomar pasajeros. En eso, al observar a través de la ventana, noto que un hombre de unos 40 años se iba a subir para pedir dinero. Empezó a gritar algunas cosas antes de subirse... Sólo pensé: "Uf que desagradable!". Al parecer estaba algo estresado ese día, pero no quería que se subiera a pedir dinero...

Una vez arriba, comenzó a hablar a todos los pasajeros, pidiendo por su esposa que estaba enferma. Llevaba unos cuantos papeles que, según él, daban cuenta del estado de su esposa, para que le creyéramos. Creo que no le presté mucha atención, pensando que sería como cualquiera de los otros hombres que se suben a pedir. En ese divagar de pensamientos, escuché que Dios me habló... Quedé helado :S Me di cuenta de cómo había pensado fríamente respecto de ese tema... Dios me dijo que le diera toda la plata que tenía en ese momento... Quedé aún más frío, sin saber si era Dios quien me decía eso o no :S Le pedí perdón y sin pensarlo mucho, abrí la billetera y saqué lo que tenía. Era la plata que había destinado para el diezmo en la iglesia. No era mucha plata en realidad, pero era lo que tenía guardado. Le di al caballero el dinero y vi en su rostro mucho agradecimiento... Cuando se bajó, de nuevo Dios me habló, y me dijo: "Ahora, ora por su esposa, para que se sane". Nunca supe que pasó con la esposa de ese hombre, pero creo que ese día Dios quebró mis esquemas en todo sentido, especialmente porque confrontó todos mis pensamientos fríos y dejó entrever que debía pensar como Él.

Cuando dejamos que él haga las cosas a su manera, nuestro egoísmo retrocederá...

2 comentarios:

Mai Bastidas♥ dijo...

Gracias a Dios por tí ! No sabes cuánto me han ayudado tus publicaciones. Bendecido!!

Anónimo dijo...

Ese que habla de nuestro interior es el mismo Espiritu Santo de Dios. Hay que aprender a renunciar a nuestro orgullo y egoismo y Sí !!vale la pena obedecer su voz.

Bendiciones,
Andrea M

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