5 de marzo de 2018

El milagro hecho realidad

Cuando Lázaro salió de la tumba, parecía una fantasía. Todos llorando, incluido Jesús. ¿Cómo, siendo su amigo, no pudo llegar a sanarlo antes?. ¿Cómo no supo sobre la gravedad de la enfermedad de su amigo? 2Si hubieras estado aquí"... Todo aquello pensó o dijo la gente alrededor de Jesús. Sin embargo, cuando llegó Jesús a la ciudad donde vivía Lázaro, declaró una palabra profética a Marta: "Tu hermano recusitará". Incluida esa palabra, no le creyeron. No lo vieron como algo posible en sus mentes. Recurrección cuando se acabara el mundo, obvio que sí, pero ¿ahora mismo? Era algo tan impensado...

Muchos milagros ocurren primero desde la palabra profética del Señor. Él dice lo que hará y, entre medio, se confronta nuestra propia fe, convicciones, teología, etc. Nos damos cuenta de cuántos argumentos que parecen espirituales, ponemos primero antes de creer. Sin embargo, Jesús hace igual el milagro. Lo que él espera es que creamos antes de ver porque él mismo expresa: "¿No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios?" Y luego de creer, nos pide que quitemos la piedra, es decir, asumamos el riesgo de creer y colaborar con lo que él quiere. No nos pide que hagamos el milagro, sólo que le demos el escenario donde actuar. Desde allí, de nuestra pequeña fe, él puede hacer cosas grandes que nos parecen impensadas. Sé que así va a ser de mi vida dentro de no mucho tiempo. Le pido a Dios el valor para correr la piedra y mi vida puede ser un escenario para su gloria.

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