25 de noviembre de 2010

Gente...

Todos decimos que haremos algo y no lo hacemos. O criticamos cosas que después hacemos o que nos terminan gustando. A veces decimos que algo nos gusta tanto que nunca lo dejaríamos, pero al tiempo la indiferencia nos gana la batalla y abandonamos el proyecto. Mirando a la gente, entiendo eso que a veces se oye a nuestro alrededor: "No confíes en nadie... preocúpate de ti mismo"

Mirando a la gente he visto que algunas cambian de un modo tan brusco que me llama la atención y que, cuando uno se los dice, se sienten ofendidas o se comienzan a proteger. También hay quienes se desaparecen de todo y dejan relaciones de amigos y familia de lado, ya sea por trabajo, por estudios o porque simplemente no hay deseo. He visto como la gente se vuelve rencorosa con el tiempo y cómo no son capaces de perdonar...

He visto como la rutina nos hace morir a los sueños. Que el trabajo, que el estudio, que las cuentas, que el auto que hay que comprar, que el regalo de navidad que hay que darle a la familia, etc. He visto cómo las necesidades de hoy se miden en base a los lujos, entrando en un sistema de vida totalmente diferente al cual queríamos. He visto cómo todo eso es vano en sí mismo y cómo vivir en pro de uno mismo finalmente nos destruye... He visto cómo la gente miente, traiciona, deja de perdonar, abandona a los amigos como quien se desprende de una ropa, deja de preocuparse por quienes los quieren... He visto cómo las personas duras de carácter finalmente terminan lamentando su infelicidad, sumergidos en un círculo vicioso del cual quieren salir, pero que no pueden porque no se dejan ayudar o no permiten que las cosas se hagan de otra forma que no sea la suya propia. Y en este momento me sonrío también, porque veo que yo hago lo mismo, sumergido muchas veces en una cuadrada manera de vivir, deseando las cosas a mi manera y no a la de Dios.

"No confíes en otros", "piensa en tu futuro", "no te postergues". Son muchas de las frases que se nos dice a menudo a través de la publicidad y de nuestras amistades. Y sí, es bueno preocuparse de uno mismo y del futuro, pero si centramos la atención en nosotros mismos, pronto caeremos en sentirnos otra vez vacíos. No existe eso de vivir aislados de los demás, porque incluso los que se dicen "antisociales" necesitan de gente de la cual aislarse. No existe eso de aislándonos de la gente, nadie nos va a dañar... El individualismo francamente nos llevará al egoísmo, y el egoísmo a la indiferencia e insensibilidad.

He visto cómo la gente es imperfecta y me alegro por eso, porque yo también lo soy. He visto cómo la gente se ofende la una a la otra, pero me alegro por eso porque también lo he hecho. He visto que hay gente que deja de ser confiable, pero no por eso uno va a dejar de confiar. El problema está en que, cuando alguien nos traiciona, pensamos que todos son iguales y que nunca podremos depositar sinceridad en otros. Y nos sumergimos heridos en aquel mismo círculo vicioso que, si no cortamos, volverá a tocar la puerta en otro momento. Es ahí cuando entendemos que Dios nos hizo nacer en una comunidad imperfecta para mostrar su amor perfecto. Por eso dice: "lloren con los que lloran y rían con los que ríen", de manera que ya no vivamos para nosotros mismos, sino para Él y para quienes ha puesto a nuestro alrededor.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Buena palabra...
Paz,
Andrea M.

JamesRock7 dijo...

Es difícil esto último que dices...
volver a confiar...
ahh!! es algo que sigo trabajando... creo...

salu2 amigo!!!

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