
Dios se encargó de hacer todo de nuevo, con un nuevo comienzo. Les invito a celebrar conmigo los milagros increíbles que Él hace cuando le creemos!!
30 de junio de 2011
La oración que justifica

28 de junio de 2011
Cuando oramos

23 de junio de 2011
Al que rompió con la depresión
Hoy quiero compartirles que sí... un corazón que alaba a Cristo sí puede estar triste. Si no fuera así, el David de la Biblia no hubiera escrito tantos salmos. La mayoría de los salmos tuvieron una inpsiración basada en algún conflicto o en alguna decepción que tuvo. Muchas veces el mismo salmista le reclama a Dios por Su silencio y porque ve que no hace nada frente a su sufrimiento. Jesús mismo estuvo triste antes de morir y oró hasta tal grado de intensidad que sudó sangre. El profeta Elías, ante la amenaza muerte de la reina Jezabel, huyó a una cueva y allí deseó morirse, incluso después de haber desenmascarado a los profetas de Baal. Son personajes que sufrieron de la tristeza extrema... Y es que esta emoción es propia de nosotros... Quienes no aprenden a sufrir, tampoco aprenden a progresar. Quienes no sufren tampoco aprenden. El problema yace en la mantención de este sentimiento en el tiempo... Porque la depresión ya no es fisiológica y se traduce en un sentimiento permanente de desesperanza, temor, inseguridad, angustia, desmotivación y dolor. Realmente es un hoyo en el que la persona muere en vida... sin ganas de nada, sin ganas de progresar, sin la motivación propia de antaño...
También hay personas que viven etapas buenas y luego vuelven a un estado basal de desmotivación y, por más que luchan, no pueden superar esto.
Dios no juzga a quienes sienten indignos por estar con depresión. Al contrario, los acepta y ama su sinceridad. Ama cuando le decimos: "Señor... ya no puedo más"... "Señor, ya se acabaron mis fuerzas", "Señor, dime que me amas", "Señor... siento que mis fuerzas se acaban". No hay fórmulas para salir de la depresión, pero sí podemos seguir el ejemplo del mismo salmista que, a pesar de gritar, llorar, quejarse y todo, confiaba en Dios. Le confiaba sus penas y quebrantos. Le entregaba sus imperfecciones y le pedía que le corrigiera. No buscaba técnicas de relajamiento. No iba detrás de fórmulas caseras para encontrar la sanidad. Iba detrás de Dios... Estaba en sus brazos. Por eso varias veces dice: "Me siento como un niño destetado de su madre"...
Porque la vida cristiana no se trata de que en todo nos vaya bien y que veamos la prosperidad por todas partes. El cristianismo está lejos de proclamar el éxito personal y la carencia de problemas. El cristianismo no es estar alegre todo el tiempo... no es estar siempre arriba. El cristianismo se trata de Jesús. Y si estamos tristes, que lo compartamos con Él. Y si estamos alegres, celebremos con Él. Porque saben algo... de repente él romperá su silencio y hablará... Su mano romperá el hielo de nuestro corazón y hará que la esperanza fluya otra vez...
Recuerdo bien ese día que fui a la iglesia, porque no tenía ganas de ir. Hacía algunos días antes, había orado a Dios preguntándole si realmente me amaba... porque veía la desgracia alrededor y la desesperanza reinaba por todas partes. Ante su silencio y la dificultad de las circunstancias, me sumí en una profunda depresión. No quería salir... solamente quería el encierro en mi pieza. No quería que nadie me aconsejara usando los clichés de siempre... Sin embargo, ese día en la iglesia una persona oró por mí y me dijo de parte de Dios: "Yo te amo más de lo que tú imaginas". Cuando cuento o escribo esto, siempre me emociono y me es imposible aguantar las lágrimas. Esa simple respuesta cambió mi vida... Consiguió arrancar la soledad y la depresión... Consiguió volver a hacerme ver los sueños que Dios tenía para mí... Entendí que su amor es para todos, incluso para mí... y que su amor es tan poderoso que puede transformar cualquier cosa. Dado que él es amor, al encontrarnos con él nos encontramos con nuestro propio valor y nuestra verdadera identidad... En su amor renacen los sueños de nuevo y la vida vuelve a ser vida... Renacen las sonrisas y los planes a futuro. Renacen las relaciones con la familia y hay libertad para avanzar y creer que se puede seguir.
"Sobre toda enfermedad y sobre toda verdad. Sobre argumentos y altivez. Sobre egoísmos y falsedad. En altos y bajos. Contrastes y contrastes. En pobreza o abundancia. En tristeza o alegría. A través de las épocas y tiempos. Sobre modas y tendencias. Sobre todo eso... tú eres Dios. Y gracias por eso, porque tu mano tiene en control lo bueno y lo malo... Aun cuando estamos sumidos en la más profunda depresión, tú te acuerdas de nosotros... Te acuerdas que somos débiles y que no tenemos nada en este mundo sino a ti... Gracias por cargar nuestras cargas y por ver el oro puro dentro de nuestro barro. Gracias por tu victoria sobre la depresión y porque nos amas en una esfera superior a la de nuestra imaginación. Háblanos y rompe el silencio en quienes siguen sumidos ahí... Para que oigan la voz de esperanza... para que vuelvan a sentir el gozo de la salvación en tu presencia. Para que vean vida en sus huesos de nuevo. Para que celebren la libertad de la restauración... Amén"
19 de junio de 2011
Gracias Dios...
"Gracias Dios por todo lo significas en mi vida... A veces pienso en la fragilidad de la vida y cómo a veces nos sumergimos en el estrés y el frenesí del día a día, que no pensamos en lo esencial. Para mí lo esencial eres tú... Y ya no me conformo con menos que conocerte cada día más y darte toda mi vida.
Cuando pienso en ti, las lágrimas asoman y las palabras sobran, querido Dios. Cuando pienso en ti, recuerdo las veces que hablábamos juntos de camino a la universidad... o cuando solíamos salir a caminar al anochecer. Y allí escuchaba tu voz que cambiaba mi día, incluso en aquellos días más tristes. Cuando pienso en ti, el agradecimiento surge constante, al ver que sigues ahí con tu misericordia y con tu bondad. Porque aunque el mundo se acabe, tú seguirás allí. Y si caigo, tu me sostendrás.
Gracias por tu voz de padre que a menudo me recuerda que me amas. No se trata de cuánto puedo hacer, sino de lo que tú ya hiciste... O la voz que en un tiempo fue como la de un entrenador y me decías que siguiera adelante aunque doliera, porque eso me haría más fuerte para avanzar... Como cuando me decías que me pondrías en lugares de influencia y no entendía cómo... o que amigos se acercarían a pedir mi consejo y yo no me veía capaz de hacerlo. O como cuando me hiciste pedirle perdón a quien sentía que no merecía... Y así, el orgullo fue cediendo al carácter que tú estabas formando, como un vaso quebrado por el alfarero y que quiere hacer de nuevo.
Entendí, como dijera un escritor, que aunque tenías muchos porqués, en tu presencia no se hizo necesario contestarlos... Porque tú eras la respuesta a esos porqués... tú eras la restauración de mi vida... tú eras mi riqueza... tú eras mi sanidad... tú mi abundancia y prosperidad... Tú eras el premio soñado, el tesoro encontrado... tú eras mi papá... ese que siempre buscaba tener.
Te amo mucho Señor...
14 de junio de 2011
Dejando la pasividad

Hay algunas características que le son propias, como por ejemplo el hecho de querer marcar relevancia en donde estén. Un hombre no está conforme con establecerse en un lugar y organizarlo a su manera, sino que en sus genes está el deseo de extenderse, de ir por nuevos rumbos, de plantearse desafío y metas sin importar muchas veces el costo que eso traiga.
Tampoco un hombre dará a conocer sus áreas débiles a cualquiera. Y eso es quizás uno de los desafíos que toda mujer que anhela conocerle, deba soslayar. Porque en general el hombre tiende a callar sus miedos, a esconder los temores y a bajarle el perfil a los problemas. El dolor es un tema que requiere ser dejado atrás y no enfrentado muchas veces. Por eso pareciera ser que un hombre no sufre y es siempre fuerte. Pero las apariencias se las lleva el viento... En el fondo un hombre igual sufre, igual llora en silencio y oculta la debilidad sin contarle a nadie. Algunos se guardan eso por temor a ser expuestos, a que otros los desplacen del grupo, o por temor a ser tildados como "quienes no se la pueden".
Al hombre le cuesta estar solo. Necesita una comunidad donde sentirse apoyado y desarrollado. Necesita mirar por otros, abrigar autoridad sobre un grupo de personas tal vez o sentirse querido y respetado.
El hombre busca apasionarse por algo sino, todo ese sentido de relevancia cae y él mismo cae en la tristeza y el desgano. La más terrible sensación que puede sentir es la frustración, de saber que se esforzó mucho por algo (por un sueño, por una persona, por un proyecto) y no lo concretó o esa persona no lo valoró.
A veces el hombre piensa mucho las cosas y las lleva poco a la acción. Es lo que yo llamaría: pasividad masculina. De muchas veces saber lo que hay que hacer, pero quedar paralizados por no saber cómo llevarlo a cabo. Tal vez aquí la presencia de una persona que lo acompañe puede sacar de él lo mejor o lo peor. Y cuando digo "alguien que lo acompañe", me refiero a una pareja, un familiar o un amigo. El hombre la mayoría de las veces no reacciona con la crítica amarga, es decir, aquella crítica que lo ataca, que le dice lo imperfecto que es o lo que no sabe hacer bien. Por ahí alguien que sepa cómo hacerlo entender sin llegar a atacarlo, puede conseguir el mejor de los efectos. El hombre reacciona mejor cuando lo alhagan, cuando le dicen sus cosas buenas y no cuando los critican o les dicen todo el tiempo lo malo de ellos o le pasan recalcando sus defectos. La pasividad masculina puede surgir cuando no hay un ambiente favorable para que alcance sus sueños y su sentido de realización.
Por eso mi oración es que podamos ser hombres con los pantalones bien puestos. Es decir, hombres de palabras que, cuando decimos que vamos a hacer algo, lo hagamos en serio y sin dejar pasar mucho tiempo.
"Señor... el ser hombres también nos dota de una autoridad que tú nos has delegado. No es una autoridad para imponerse, sino para cuidar, avanzar, explorar, descubrir y entregar. No esa autoridad para pasar a llevar a los demás, sino para incluirlos. No es esa autoridad para pasar desapercibidos, sino para marcar un destino en la vida de los hijos y de los amigos. No es esa autoridad para dañar, sino para restaurar, construir y dar esperanza.
También te pido que nos hagas libres para desarrollarnos plenamente y para relacionarnos con otros, especialmente con aquellos que tenemos más cerca y que merecen que les abramos nuestro corazón y nuestros sueños, a pesar de que eso implique el ser tildados de débiles o faltos de carácter. En otras palabras, haznos más hombres para poder abrir camino en la incertidumbre y avanzar con valentía a pesar del miedo interno que podamos sentir... sin paralizarnos, sin callar, sin ser pasivos, sin dejar de explorar y soñar..."
6 de junio de 2011
Que quiebre tus esquemas
30 de mayo de 2011
24 de mayo de 2011
Despierto y aún estoy contigo...
16 de mayo de 2011
El poder de Dios: una cuota de asombro
14 de mayo de 2011
Al Dios que cumple

"Mira, el invierno se acabó
10 de mayo de 2011
=)
Recuerdo bien ese día cuando, con tensión en el cuerpo, me puse a escribir. Lo recuerdo porque los perros ladraban fuerte afuera y las luces y bips de los autos se veían y escuchaban desde lejos. Afuera, un auto verde nos tapaba la entrada de la casa, mientras me disponía a trazar líneas sueltas que consiguieran descargar toda la pena, la rabia y la impotencia acumulada. No sabía lo que vendría más adelante... esperaba lo peor: más tensión, más tristeza y tal vez depresión... Cuando me puse a escribir, las lágrimas asomaban solas y sin permiso... Mis mejillas tibias, se volvían más rojas de lo habitual. Reinaba el caos y la tristeza...
Recuerdo bien el día porque me despedí de él con una frase fría, sin saber qué decir. Lo miraba como diciendo: que bueno y que malo que te vas. Cuando se fue, las luces se apagaron, los sonidos cesaron de repente... Los perros dejaron de ladrar y me encontré solo, otra vez. Era esa sensación de soledad que había sentido tantas veces ahí solo en mi pieza. Esa sensación de querer estar con alguien, pero no saber con quién. Lloré. Las lágrimas se hicieron escasas mientras le decía a Dios que le rendía mi felicidad. Recordaba las palabras de amigos que me decían: Saltarás de felicidad algún día.. Yo les decía "sí, sí" y les agradecía falsamente sus buenos deseos...
Recuerdo bien el día porque comenzó una etapa nueva en mi vida. Son esos momentos en que sabes bien que las cosas cambiaran su curso habitual y demandarán más esfuerzo y perseverancia. Sin duda, me sequé las lágrimas ese día y escribí: "Señor, te rindo mi felicidad". Me las volví a secar, porque cada vez que escribía, ellas asomaban solas entre tintas de azul y frases inspiradas en el momento. Cuando por fin las pude secar, asumí que debía madurar, crecer y ser de otra manera. Me propuse ser distinto a otros. Me autoexigí desde ese momento ser bueno en todas las áreas. Quise hacer las cosas bien. Sin embargo, en ese camino Dios me habló y me dijo que debería depender de él y que él se agradaba de mí sin importar mis fallas... Aún en ese día, que fue el más oscuro de mi vida, cuando mi papá se fue de la casa y quedamos solos...
Recuerdo bien ese día porque hoy también lloré solo en mi pieza como aquella vez. Pero en este 2011, cinco años después de todo el caos, todo fue muy distinto. Miré la cama donde me había acostado a orar y vi que habían unos premios que había ganado en la ceremonia de titulación. Los vi allí y me puse a pensar en la fidelidad de Dios... De nuevo lloré como un niño... Hace mucho que no lo hacía. De pronto sentí que todo lo vivido valió la pena en este día. Recordé los aplausos de los compañeros cuando me dieron el privilegio de ser "el mejor compañero" (valga la redundancia); recordé la amistad creada con muchos de ellos y todo lo que Dios me bendijo en este día. Recordé que cuando me dieron el premio y me fui a sentar, Dios me habló de nuevo, como hace mucho no lo hacía: "Yo estoy contigo, hijo". Me dijo y me contuve la emoción de estar ahí. Sin duda alguna, este es el día más contrastante de mi vida... Si el otro fue el más negro, este es por mucho el más alegre en años.
Recordaré este día porque vi que Dios me amaba... porque veía en su rostro la alegría de un trabajo terminado, de un carácter que costó tratar, pero que ahí estaba... Le pregunté por qué tanto amor y tanta fidelidad... Él guardó silencio... De nuevo al escribir, las lágrimas brotan solas...
Mientras le daba gracias a Dios, abrí los ojos y pude ver otro regalo. Era un libro. En el viaje a casa de este día, vi de reojo el título y ya me había emocionado. Cuando lo abrí en la casa y vi lo que estaba en su interior, de nuevo las lágrimas brotaron solas... creo que en tantos años había llorado de nuevo como hoy, pero nunca de tanta felicidad. En ese regalo había una foto que miré con detención. Otra vez recordé las vueltas que tiene la vida. La volví a mirar y a leer el escrito que traía adjunto. Entonces la "vi". Siiiiiiiii, era ella! Era ella la que había estado esperando!! La tuve todo el tiempo allí y Dios se encargó de hacerlo evidente. Recordaré este día porque me emocioné de saber que la Pauly era la persona que Dios me había regalado, como parte de la larga lista de sorpresas de este año.
"Y ahora te miro a ti de nuevo, querido Dios. Como en antaño.. como hace cinco años, en que, escribiendo en un viejo cuaderno universitario, viste mi dolor. Nunca hubo tanto dolor como en aquella ocasión... Había incertidumbre y mucho temor. Hoy te agradezco porque me sanaste, me hiciste de nuevo y veo un nuevo camino que has trazado para mí. ¡Qué bueno fue haber dejado el pasado atrás! Había tanto dolor; hoy, alegría. Había tanta depresión: hoy, ganas de vivir. Había desmotivación pura; hoy, nuevos proyectos que tengo en mente emprender. Había rencor; hoy pude agradecerle a mi papá por todo. Había enemistad; hoy, muchos amigos. Habían muchos colores negros; hoy, muchas luces. Gracias Señor... las lágrimas siguen corriendo solas je.. pero hoy me extiendo a ti como en antaño, para abrazarte y para decirte que, aunque pase por lo más bajo o lo más alto, es a ti a quien quiero y a quien deseo, más allá de todo... Te amo"

La cultura del balcón
Algunos gritaban por allá. Los de acá aplaudían y gritaban. "Llévense a la vieja loca", se escuchaba por ahí. Desde muchos balcone...
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La noche era fría y una pocas estrellas en el cielo auguraban un amanecer nublado y helado. Caminaba solo, sin nada que entorpeciera el flui...
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Siempre me ha llamado profundamente la atención la forma en que Jesús se reveló a las mujeres. Era una manera especial. Si no es así, pregún...